“No sería tan fuerte y no habría llegado tan lejos en mi carrera deportiva. Por desgracia la discriminación racial se ha convertido en norma para los de mi color de piel”.
Serena Williams es una de las mejores deportistas de la historia y un referente especialmente para personas negras como ella.
Esa es la palabra que emplea, “negra””, no “afroamericana” o “afro-estadounidense”.
“No sería quien soy si no fuera negra”, ha recalcado en una vídeo charla con su marido Alexis Ohanian en la que reflexiona sobre la discriminación racial en su país y en el general, siempre al hilo del último episodio de brutalidad policial y racismo contra un ciudadano desarmado de color.
Serena, de 38 años y una de solo 2 mujeres en el ranking Forbes de los 100 Deportistas Mejor Pagados entre junio de 2019 y junio de 2020, ya había condenado las circunstancias de la muerte de George Floyd y participado en una campaña de protesta junto a Coco Gauff y otros tenistas con antepasados africanos, de Haití o Papúa Nueva Guinea.
Y ahora recuerda su entrada en un mundo blanco como el del deporte de la raqueta y las afrentas sufridas por ser negra, como dice ella sin rodeos y con orgullo:
– “Honestamente, y por desgracia, (la discriminación racial) se ha convertido en una norma para la gente que tiene mi color de piel. Creo que es algo con lo que al final hemos de tratar sistemáticamente”.
– “Es triste que alguien de mi nivel tuviera que aceptar que le pagaran menos. Son tantas cosas debido al color de mi piel. Entré en un deporte que era ‘todo blanco’. Echando la vista hacia atrás, no fue fácil”.
– “Todo se redujo a mi fe, y a darme cuenta de que era algo solo temporal. Lo que yo creo, y lo que enseña la Biblia, es que hay tanto más esperándonos si tenemos fe”.
– “Siempre me he sentido orgullosa de lo que soy, de ser negra. No sería quien soy, no sería tan fuerte, no habría llegado tan lejos en mi carrera deportiva. Yo no sería yo si no fuera negra.
Por lo que respecta a la decisión de Alexis Ohanian de dejar su puesto de directivo del agregador social Reddit, que él fundó, para que una persona afroamericana pueda ocupar su puesto, Serena asegura que ella no influyó.
Fue, pues, un gesto que partió del propio Ohanian para sumarse a la lucha contra la desigualdad racial en Estados Unidos.
LA MAS RICA
Cuando el deporte revise su historia, como ha hecho la revista Time en el especial “100 mujeres del año”, es probable que el perfil de Serena Williams emerja como nombre dominante. Por el palmarés que construyó tras haber pasado parte de su infancia en un barrio marginal de Los Ángeles y por su compromiso lejos de las líneas que delimitan la cancha.
Muchas veces ha alzado su voz contra el racismo o en favor de la igualdad, lo que le ha valido ser considerada uno de los iconos de su tiempo. Y es que, más allá de Coco Gauff o Naomi Osaka -dos de las nuevas realidades del tenis profesional-, miles de mujeres en todo el mundo se han dejado inspirar por la estadounidense.
Serena Williams es, a un tiempo, madre, tenista y empresaria. La conciliación no es sencilla. De hecho, confiesa sentirse “exhausta y estresada”, con la pequeña Alexis Olympia en brazos, mientras espera turno para saltar a la pista.
“Entonces, tengo que salir a jugar y soy yo la que se siente inspirada por todas esas mujeres que lo hacen cada día”, reflexionó hace algunas semanas en su perfil de Instagram.
RANKING
Algo es un hecho en la WTA, a pesar de que Serena Williams esté a un solo Grand Slam de igualar el récord histórico de Margaret Court de 24, ya no es la tenista que domina el circuito. Ashleigh Barty de 24 años, Simona Halep de 28, Karolina Pliskova de 28, Sofia Kenin de 21 y Elina Svitolina de 25 son las actuales Top 5 del mundo, pero esto no es en absoluto referencia, pues desde Chris Evert en el 81 hasta Ashleigh Barty en 2019, son 14 las distintas jugadoras que han acabado el año en el peldaño 1 del ranking de la WTA.
¿Por qué en el circuito femenil no vemos a dominadores como son el Big Three en la ATP? ¿La paridad se debe a un nivel muy equilibrado en talento o falta de dominio?
Aquellos días en que las ocho mejores sembradas podían llegar caminando a los cuartos de final de un Grand Slam ya no existen, la WTA vive en un constante estado de sorpresas torneo a torneo.
En 2019 cuando Naomi Osaka ganó dos Grand Slams consecutivos parecía que estábamos ante la siguiente gran estrella dominante de la WTA, por lo menos así lo manejó cierta prensa, pero tras ese pico se vino abajo y actualmente es 10 del mundo por detrás de Serena Williams quien también perdió mucho puntaje el último par de años debido a la ausencia por maternidad.
En los últimos años se han escuchado ciertos nombres, pero que más allá de conquistar a lo mucho tres Grand Slams ya no lograron dominar. Caroline Wozniacki, Garbiñe Muguruza, Victoria Azarenka, Angelique Kerber, Jelena Ostapenko o Sloane Stephens, por poner ejemplos, solo Simona Halep desde que entró al Top 10 en 2014 ha sido constante en no salir de ahí hasta ahora, tiene dos grandes.
Sin duda los tiempos de Chris Evert, Martina Navratilova, Steffi Graff que aún tiene el récord de 377 semanas como No. 1 o las hermanas Williams han quedado atrás. Aunado a esto en la ATP podemos hablar ya de los referentes de la NextGen, los talentos más jóvenes, en la WTA es una apuesta arriesgada lanzar un nombre más allá de Coco Gauff y quizá Bianca Andreescu que con 20 años ya ganó el US Open en 2019 o Sofia Kenin que con 21 ya conquistó Australia este 2020.