Nueve jóvenes colombianos iniciaron hace cinco meses con un sueño: jugar fútbol, pero no se imaginaron que en medio de todo eso, una estafa y la Covid-19 los dejaran desamparados, con la esperanza de volver a casa sin ningún mal, pero no fue así.
TEXTO TEXTO A.G. Y REDACCIÓN CENTRAL | FOTO PADRE DAVID CARDOZO
Los jugadores llegaron a Cochabamba entre febrero y marzo de este año, luego de haber sido captados en Colombia por un entrenador que les prometió firmar un contrato con un club de la segunda división de la Asociación de Fútbol Cochabamba (AFC). Semanas después de haber entrenado en algunos lugares y sin novedades del contrato formal, el presunto entrenador que los trajo a esta ciudad los dejó en la habitación que habían alquilado en la zona sur de la ciudad.
Luego de averiguar por su parte, los jóvenes se dieron cuenta que el presunto técnico tenía denuncias por estafa, luego de haber hecho promesas similares a otros jóvenes y dejarlos en Paraguay.
En ese momento su deseo era volver a casa, presentaron la denuncia ante las autoridades policiales y no recibieron una respuesta, es más recibieron la información de que el responsable de haberlos traído a Bolivia fue liberado, sin embargo, también conocieron que había sido detenido por otro caso de estafa en la ciudad de Quillacollo.
ATRAPADOS
Si bien el caso no se resolvía, más aún porque había comenzado la cuarentena total para evitar la propagación del coronavirus en el país, su único deseo era retornar a casa. Ese era su pedido a finales del mes de abril.
En medio de sus pedidos, fueron quedándose sin comida, por lo que un sacerdote de la zona les brindó el apoyo que necesitaban. Junto a los vecinos reunieron víveres para que pudieran tener alimento. La ayuda llegó luego de que se quedaron varias semanas comiendo arroz.
El temor en los jóvenes era evidente, en los primeros contactos que tuvieron con los medios para dar a conocer su situación pedían no ser identificados por miedo a las represalias. La historia solo había comenzado, su vivencia estaba empezando a conocerse, pero no iba a ser la única experiencia que tendrían que pasar.
Presas del virus
Con el apoyo de los vecinos de la zona, las cosas parecían mejorar, sin embargo, recibieron la noticia de que el dueño de la casa donde vivían dio positivo a coronavirus. Debían cumplir con los protocolos de aislamiento y sobre todo con las pruebas para verificar si fueron infectados o no, al final ocho de los nueve jóvenes dieron positivo a Covid-19, tres semanas después de que su caso se conociera en los medios.
Los jóvenes fueron trasladados al Hospital del Sur, allí cumplieron con el aislamiento respectivo pues no presentaban síntomas, mientras que esperaban a recibir el alta médica, las tardes en las habitaciones ocupaban para distraerse con lo único que los había mantenido con esperanza: el fútbol.
El anhelo, antes de que enfermaran, era poder hacer lo que más les gustaba. El sueño se había caído porque las promesas que les hicieron no se cumplieron. Las tardes en el hospital se hicieron largas, teniendo a su familia lejos y con el temor de no saber cómo iban a reaccionar sus organismos ante el virus.
Los jóvenes resultaron asintomáticos, al final solo necesitaron paciencia, primero cuatro de ellos recibieron el alta médica y quien fue su principal ayuda antes de que enfermaran los recibió en la parroquia que tiene a su cargo.
En el lugar, los jóvenes aguardaron por noticias de sus compañeros, hasta que una noche recibieron el alta médica y también se fueron a su nuevo hogar.
Un video publicado por uno de los jóvenes mostraba cómo saludaron al padre desde una de las ventanas del hospital, el que abandonaban luego de recuperarse de la enfermedad.
En ese momento, el pedido seguía siendo el mismo, necesitaban volver a sus hogares en Colombia.
El caso se conoció, los padres de los jóvenes –algunos de ellos, menores de edad- pedían ayuda desde Colombia porque no podían hacer nada por sus hijos, estaban preocupados.
FINAL FELIZ
Los ocho futbolistas se recuperaron, no cumplieron su sueño de jugar en los torneos de Bolivia pero su historia tuvo un final feliz.
Los jóvenes habían recuperado de la Covid-19 y dos de ellos decidieron ayudar con plasma hiperinmune, uno de los tratamientos que se usa para ayudar a pacientes críticos a generar anticuerpos contra el coronavirus.
Con banderas de Colombia y Bolivia aseguraron que su intención era ayudar, luego de haber recibido el apoyo de las autoridades locales quienes no cobraron por la internación de los jóvenes.
El plasma quedó para ayudar a pacientes enfermos, ellos por su parte consiguieron ayuda para trasladarse a Santa Cruz, desde donde partió un vuelo a Colombia para reencontrarse con su familia. Ocho jóvenes pasaron una verdadera travesía, encontraron el mal lejos de casa y con varias situaciones en contra de ellos, pero la solidaridad de los vecinos y de un sacerdote que al final hizo de padre, ayudaron a que la historia tuviera un final feliz.–
DENUNCIADO
El supuesto entrenador tiene varias denuncias en su contra. Los jóvenes contaron que pagaron al menos 800 dólares para asegurar su contrato con el club cochabambino de segunda división, pero lo que desconocían era que el modus operandi del presunto técnico era el mismo y ya habían denuncias de otros futbolistas que habían pasado por lo mismo.
El presunto estratega fue conocido en un documental elaborado por la Red Caracol, denominado “Sueños desinflados”, quien fue identificado como una de las personas que se encargaba de trasladar a los jóvenes con la promesa de que jugarían en clubes de renombre en Sudamérica.
Quienes quedaron en el país no fueron los únicos.