Por Edgar Tejerina Casablanca
Terminó 2024 y la mayoría de los clubes profesionales de nuestro fútbol terminaron con números rojos en su economía, y como no sucedió nunca antes, los futbolistas terminaron sin cobrar sueldos entre 3 a 12 o más meses y totalmente desprotegidos al haber abando-nado a su agremiación, Fabol.
El campeonato del pasado año tuvo muchas improvisaciones al reordenar su calendario de partidos, ya que nos sorprendió a todos la levantada de la selección nacional de la mano de Óscar Villegas con tres victorias al hilo. Los parates dejaron sin ingresos a los clubes, pero sin con la obligación de pagar sueldos ya que seguían trabajando.
Comenzó 2025 y las cifras rojas no desaparecieron, por el contrario, los clubes en su afán de armarse para el torneo, comenzaron a importar jugadores y a tenar a otros para cam-biar de camiseta, sin fijarse en las deudas que arrastran y que en muchos casos terminan en demandas ante la FIFA.
Pocos, muy pocos clubes como Bolívar, The Strongest y Always Ready ordenaron su eco-nomía. No fueron visibles las quejas o demandas salariales de sus jugadores. Este 2025 se torna difícil, muy difícil y todos esperan el salvavidas, el que llegará producto de la venta de los derechos de televisión tras terminar el vínculo con la telefónica Tigo.
Todo o casi todo el pasado año se habló de poner en vigencia el Fair Play Financiero (FPF) y seguro que ya son pocos que lo aplican apretados por lo que arrastraron en 2024. La FBF ordenó que los contratos desde esta temporada sean firmados para pagar en Bolivianos, pero muchos ya se adelantaron antes de terminar el año y firmaron para pagar en dólares, moneda muy difícil de encontrar en los últimos tiempos por la crisis que vive el país.
Manejar la pobreza para muchos presidentes se hace una tarea titánica, mucho más si he-redaron cuentas pendientes de pagos o juicio que se ejecutan mes a mes, obligando a las instituciones pedir auxilio a sus hinchas que ya no solo pagan entradas, sino aportes ex-traordinarios.
Se avizora un complicado y difícil 2025, con poco público en las canchas, con torneos irre-gulares en cuanto a fechas y con irregularidades que nunca desaparecen como las impug-naciones, denuncias y cuestionamientos a los arbitrajes y al VAR.
Urge y amerita poner ya en marcha el Fair Play Financiero (FPF) sin queremos evitar una crisis institucional en los clubes, que corren el riesgo de desaparecer.