El campeón del mundo con Brasil, hoy entrega todo de sí a los pobres y necesitados de la tierra.
A sus 40 años, había partido al África, donde desarrolló una intensa actividad social y espiritual. ¿Por qué?. “Soy evangélico, creo mucho en Dios”. Después de seis meses, un empresario de Angola le invitó a jugar al fútbol allí. No se lo podía creer. Cree que fue algo de Dios. Aunque nada fue cómodo en su nuevo destino. Por ejemplo, tardaba dos horas en recorrer 25 kms. para ir a entrenar. Se levantaba a las seis para empezar a entrenar a las ocho. La experiencia le dio otro valor a su vida. “Pido menos, no pierdo el tiempo en cosas absurdas”.
Además de jugar, levantó en Angola una iglesia evangélica. En un país que se desarrolla tras haber sufrido una guerra también abrió un instituto de ayuda social, que trabaja tanto en Angola como en Brasil, para los más necesitados.
“Dios me dio tanto en este mundo que ahora pongo mi corazón, mi energía, mi fuerza para intentar devolver todo de alguna manera” explicó Rivaldo. “Es fácil vivir en Barcelona, Londres, Sao Paulo… Son ciudades maravillosas. Es fácil dar cariño y abrazar a personas perfumadas, guapas, ricas, pero no lo es a alguien que no puede bañarse ni comer.
«Esas personas no tienen la culpa de venir al mundo en esas circunstancias. Al final, es algo, tal vez, del destino. Yo mismo podría ser quien estuviese allí” razona Rivaldo. “No nos vamos a llevar nada después de la muerte. Todos, pobres o ricos, seamos como seamos, acabamos igual. Por eso ayudamos a Dios, para tener esa vida eterna, porque el cuerpo no vale para nada. El corazón y el espíritu es lo que permanece. Dios está tocando mi corazón para ayudar a todos ellos. Estoy hablando de Angola, pero vale para cualquier lugar.”
Como cristiano quiero seguir el camino de Dios. Ahora lo ves todo muy diferente, no tienes maldad, procuras fallar lo menos posible”. Como fruto de esto su pensamiento ya no está en el lado material, ahora piensa en el lado espiritual; y esto le hace ser una persona muy distinta, que le da una felicidad que no había tenido antes. Encontró a Dios antes de cumplir 32 años, y tras salir del Cruzeiro, se quedó a vivir en Mogi Mirim, en Brasil. Oía voces que le decían que iba a morir en un accidente de coche. Un día, salió de Mogi Mirim rumbo a Sâo Paulo y pasó por Curitiba, por lo que llaman la carretera de la muerte por lo peligrosa que es. No paraba de escuchar esas voces. “Vas a morir en un accidente de coche. Vas a morir”. Y, de pronto, escuché otra voz que decía: “Si tú crees en mí, no morirás. ¡Cree en mí!”.
El está seguro de que era la voz de Dios. Su esposa por entonces ya era cristiana evangélica. Ese día de vuelta a casa, cuando subió al ascensor se puso a llorar. Entonces, ella hizo una oración con él, le dijo que siguiera el camino de Dios, y le leyó un versículo de la Biblia.
Jamás volvió a escuchar esas voces. Desde entonces, es otro. Ahora sabe que “Dios existe de verdad, no quiero ir al infierno, solo seguir su camino. Hoy es como si tuviera ocho años de vida. Desde el 2004, soy una persona nueva. Le agradezco que me diera la oportunidad de tener una vida buena en la tierra y otra mejor que esta. Le doy gracias a Dios».
GRANDE RIVALDO
«El verdadero nombre de Rivaldo es Vitor Borba Ferreira Gómez (Paulista, Brasil, 19.04. 72) y fue uno de los grandes.
Ganó Balón de Oro (1999) y el FIFA World Player (1999).
Campeón del mundo (2002) y de América (1999) con la selección brasileña, de la Champions League con el Milan (2003) y de nueve Ligas en cuatro países distintos, desde Brasil (Palmeiras, 1994 y 1995) hasta Uzbekistán (2009). Rivaldo marcó una época, como la han marcado Ronaldinho y Messi a su manera.
No se explicarían las dos Ligas de Louis van Gaal (1998 y 1999), ni la Copa (1998), ni la Supercopa de Europa (1999) sin los 130 goles en 235 partidos que anotó en aquella época.