Por Roberto Aguirre Durán Co editor
Dicen que al entrenador que asume hay que darle el beneficio de la duda. A Gustavo Costas hay que agregarle el beneficio de sus antecedentes, porque fue campeón en cuatro ligas sudamericanas y ahora mismo hace una gran campaña con Palestino, un club modesto pero que está dando pelea en el campeonato chileno, con mejor campaña que otros equipos con mayor tradición y presupuesto.
Los periodistas e incluso entrenadores de países vecinos, conocedores de su trabajo de manera cercana, elogian la capacidad de Costas para formar buenos equipos. Tan buena hoja de vida deportiva no hace nada más que avalar la decisión de la Federación Boliviana de Fútbol de contratar al DT argentino para que dirija al seleccionado nacional en la fase de clasificación para la Copa del Mundo 2026.
Un DT precedido de buen historial, para dirigir una camada de nuevos talentos con varios de ellos que se foguean en clubes extranjeros, a lo que se agrega el previsible aumento de plazas para Sudamérica con vistas a la Copa del Mundo de 2026 por el incremento de 32 a 48 participantes en la ronda final, son los ingredientes de una ilusión que se renueva cada vez que comienza la competencia para definir representantes a una Copa del Mundo, una ilusión que ésta vez pareciera tener más cables a tierra en el caso del fútbol nacional, por la talla de los conductores, pues a Gustavo Costas se suma en la dirección deportiva el vasco Xabier Azkargorta, que fue entrena-dor en 1993 cuando Bolivia por primera vez logró clasificar al Mundial de la FIFA.
Con esta decisión, consigue la FBF despejar críticas que se había originada contra sí misma, tras la insólita decisión de haber abierto un periodo de ‘presentación de currículums’ para interesados en dirigir ‘La Verde’, lo que obligaba a perder tiempo en revisar casi dos centenares de propuestas de entrenadores, muchas de los cuales no encajaban en la línea de trabajo que tiene asumida la FBF.
Como no todo lo que brilla es oro, Costas y la FBF tendrán que despejar dudas, con trabajo y resultados, sobre la capacidad de integrantes del cuerpo técnico para realizar un buen trabajo con las menores, tomando en cuenta que si algo se le puede reconocer al anterior ciclo es que hubiera cumplido una tarea ordenada y que permitió rescatar y promocionar nuevos talentos en los equipos nacionales sub 17 y sub 20.
Sin haber debutado todavía, Costas cuenta con muchas simpatías. Haber trabajado en ligas afines a la boliviana, como las de Perú, Ecuador o Paraguay, más su preferencia por el bajo perfil que contrasta con la pomposidad de su predecesor, sin duda que le dan puntos a favor. Y para conocer la idiosincrasia de país, tiene a ex dirigidos suyos como Nelson Cabrera y Pablo Escobar, de los que ya recibió insumos.
Los aficionados y la prensa incluso le han pasado por alto la obligación de terminar hasta inicios de noviembre un contrato pendiente con el club chileno Palestino. Eso le impide a Costas asumir de inmediato como DT de Bolivia. Pero tiene tanto crédito abierto, que tal imposibilidad pasó a ser casi un dato anecdótico. El hombre cayó bien, ahora resta que responda con su trabajo a esa confianza concedida y que no le mezquinen condiciones de trabajo, para evaluar a cabalidad su trabajo.