Por Mario Roque Cayoja
Volví a ver «en vivo y directo» al seleccionado de Bolivia, ante Perú en La Paz. Fui al estadio Hernando Siles para la despedida de un grande: Marcelo Moreno Martins (mmm9).
Me emocioné con nuestro himno, y mucho más al ver a Marcelo con el llanto contenido. Éramos pocos los bolivianos en el estadio, comparado con los peruanos.
En la improvisada tribuna de prensa (ala derecha de la bandeja inferior de Preferencia) entoné con unción patriótica nuestro Himno. A mi lado escuchaba la potente voz de mi colega y amigo, Edgar Tejerina; hombre de radio El Cóndor -de su natal Oruro- en sus años juveniles.
Sin querer queriendo me metí en el túnel del tiempo. En el mismo estadio oí conmovido nuestro himno la tarde-noche que la gran atleta Julio Iriarte encendió el pebetero en la jornada inaugural de los Juegos Deportivos Bolivarianos de 1977.
Recordé el canto que me paralizó una noche de junio de 1994 en el estadio de Boston en ocasión del partido Bolivia vs Corea del Sur por el Mundial de 1994 en Estados Unidos. La mitad de los espectadores del estadio Foxboro eran seguidores de Bolivia, la otra mitad eran surcoreanos. Jamás había escuchado así el Himno de Bolivia. Había gente llorando. Muchos de ellos habían enseñado a sus nietos con casette en mano
«Morir antes que esclavos vivir», era un eco que golpeaba todo mi ser. Tal como sentí una tarde de junio de 1978 cuando asistí a una concentración política de don Hernán Siles en la histórica Plaza de San Francisco, de La Paz.
Volviendo al último juego oficial de Marcelo en La Paz. Se ganó de mucho tiempo. 2-0 a un desdibujado Perú, con goles de Los Vaca (Henry y Ramiro).
AL MENOS VI GANAR A LA VERDE
Pero hay que trabajar mucho para que Bolivia sea un digno adversario en lo que resta de las Eliminatorias o aspire al menos a la séptima clasificación que incluye un repechaje
Sergio Viscarra es bueno debajo de los tres palos. Tiene que corregir la primera entrega. Su pase no puede ser pelota dividida o entrega al rival.
La defensa es insegura. Falta «un patrón» del área y salida clara.
Justiniano como volante tapón cumple con lo justo. Pero juega al filo de la navaja porque va al choque y es mal intencionado, y será expulsado cualquier rato (añoró a Vladimir Soria).
El DT brasileño Antonio Carlos Zago fue atrevido para el mediocampo. Inyectó confianza a Henry Vaca y de Ramiro Vaca, y lo respaldó a Miguel Terceros que juega en el Santos brasileño.
Arriba está la nebulosa con la despedida de Marcelo. Ninguno de nuestro delanteros tiene nivel ni potencia.
En síntesis, no me ilusiona La Verde. Pero disfruté del triunfo ante Perú. Y me emocioné con el Adiós de Marcelo, tanto en La Paz como en el histórico estadio Centenario de Montevideo cuando perdimos 3-0 ante Uruguay.
«Marcelo Martins escribió un lindo capítulo en la historia del fútbol boliviano. Cómo olvidar sus goles y su profesionalismo. Ingresa en el cuadro de honor del fútbol boliviano. Reconocido aquí y fuera de nuestras fronteras. Respetado por muchos y criticado por algunos. Así es la vida», escribió el colega Ernesto Murillo. Me adhiero a su expresión.
Marcelo ha sido trotamundos. Arrancó en Oriente Petrolero en la temporada 2003-2004. Luego pasó por Vitória y Cruzeiro, de Brasil; Shakhtar, de Ucrania; Werder Bremen, de Alemania; Wigan Athletic, de Inglaterra; Gremio y Flamengo, de Brasil; Changchun Yatai, Wuhan Zall y Cangzhou Mighty Lions, de China; Cerro Porteño, de Paraguay e Independiente del Valle, de Ecuador.
Marcelo que nació el 18 de junio de 1987, jugó 108 partidos en 16 años en la Selección de Bolivia hasta su retiro el 21 de noviembre de 2023 en el estadio Centenario, de Uruguay.
Anotó 31 goles. Con 10 goles convertidos fue el máximo goleador de las Eliminatorias de Catar 2022. Además figura como el tercero goleador sudamericano detrás del argentino Lionel Messi y el uruguayo Luis Suárez.