Y LO HIZO AL MUNDO FUTBOLERO, SACÁNDOLO DE SU PREOCUPACIÓN Y RUTINA POR LA PANDEMIA DEL CORONA VIRUS. LLOVIERON PREGUNTAS Y RESPUESTAS AL GRAN «10» DEL FÚTBOL BOLIVIANO.
TEXTO ROBERTO AGUIRRE DURÁN | FOTOS ARCHIVO DE APG
Marco Antonio Etcheverry, el #10 de la Selección nacional que clasificó al Mundial de Estados Unidos 94 y reconocida figura en el balompié internacional, aprovechó que miles de aficionados al fútbol y en especial los seguidores de su carrera se encuentran confinados en sus respectivos domicilios para cumplir una cuarentena por la pandemia del coronavirus y abrió un ciclo de contacto con ellos mediante las redes sociales.
Etcheverry inició sus transmisiones en directo el lunes 30 de marzo, durante una hora a partir de las 22:00 de Bolivia (+02.00 am) en las plataformas de Instagram (marcoetcheverry10) y Facebook (marcoantonio.etcheverry), que le permitieron leer comentarios y preguntas de internautas de varios países del mundo. El ciclo permanecerá durante unos días más, anunció quien fuera uno de los más talentosos atacantes que ha tenido el fútbol boliviano.
En las emisiones quedó demostrado que ‘El Diablo’ mantiene buenas vibras entre gente de los países donde jugó, porque recibió saludos desde Chile, Colombia, Ecuador, España y en especial desde Estados Unidos, nación en la que cimentó su carrera profesional como estrella del equipo DC United al que llevó al tricampeonato de la Major League Soccer (MLS), floreciente liga estadounidense en la que brilló de 1996 a 2003 y de la que se convirtió en uno de sus principales estandartes.
Durante el diálogo con los aficionados al fútbol, Etcheverry se mostró ameno, respondió con buen talanto todos los temas, incluso algunos que fueron polémicos o adversos para su carrera profesional, como su poco exitoso paso por Albacete en la temporada 1991/92 y su expulsión en el debut en el Mundial de 1994 en el partido contra Alemania.
Sobre el club manchego, recordó que tuvo un buen inicio hasta la quinta o sexta fecha, pero que lo marcó una jugada en la que fue derribado en el área del Tenerife y el réferi cobró un penal discutido con el que su equipo ganó el partido y además el rival sufrió dos expulsiones por las protestas. “La prensa me dio duro y eso me afectó. Yo no estaba preparado para eso. Me dio mucha ansiedad y mi nivel comenzó a bajar. Tras varios meses de baja, me fue autorizado reaparecer en un partido frente al Deportivo La Coruña y anoté un gol de cabeza”, recordó.
Sobre la roja que le mostró Arturo Brizio en el estadio Soldier Field de Chicago en 1994, afirmó que fue una exageración del réferi mexicano. “Hubo jugadas mucho más duras en ese Mundial. Lo mío no era para más de una amarilla. Yo levanté la pierna, porque pensé que Lothar Matthaeus venía a agredirme. Pero no era para expulsión”, sentenció.
Etcheverry es un experto en resolver problemas, en sacar provecho de lo que parece una situación perdida. Como ese gol marcado con Bolivia sobre Brasil, en la eliminatoria para el Mundial 94, cuando el balón ya parecía irse por línea de fondo y in extremis el 10 lanzó un centro que el golero Taffarel empujó a propia puerta para el gol que abrió ese histórico 2-0, primera caída de los auriverdes en eliminatorias mundialistas. Así, de la expulsión en el Mundial sacó también un balance a favor.
“La verdad que yo tenía mucha ansiedad por volver a jugar, tras siete meses de trabajar día y noche para recuperarme de mi lesión de ligamentos. Esa ansiedad me pudo jugar mal en el partido inaugural del Mundial. Pero ahora que miro en retrospectiva, pienso que la saqué barata, porque pude haber empeorado mi lesión de haber tenido más minutos de juego. A mi regreso a Colo Colo, pasaron cinco meses para que volviera a jugar. Entonces, en Estados Unidos arriesgué mi carrera, porque me faltaban potencia y musculatura para una competición exigente. Dios sabe lo que hace”.
Marco alternaba el contacto entre Instagram y Facebook. Reconocía a amigos de la infancia, a excompañeros de equipo, incluso periodistas.
A continuación, algunas preguntas y respuestas del diálogo en línea sostenido por quien es una de las leyendas vivas del fútbol boliviano.
—¿Quiénes fueron tus ídolos en el fútbol?
óEl primero fue Erwin Romero. Era un fuera de serie. Yo iba a verlo al estadio y luego tuve la suerte de jugar junto a él, aunque solamente dos a tres partidos, en el seleccionado nacional. Del exterior, admiraba a Zico, llamado el Pelé blanco. Luego vinieron Diego Maradona, Ronaldinho, y ahora Cristiano Ronaldo.
—¿Alguna anécdota de tu paso por Colo Colo?
óRecuerdo un descuido mío. En un partido me puse en un pie chutera para suelo mojado de esas con toperoles altos de aluminio, y en el otro pie una chutera con los toperoles cortos de goma. No me di cuenta hasta que entré al camarín para el entretiempo.
—¿Y recuerdos de tu paso por Colombia?
óTuve una batalla dura en cada enfrentamiento con el Pibe Valderrama, que jugaba en el Junior de Barranquilla. Nosotros en el América teníamos a varios jugadores de la selección de Colombia, porque estaban conmigo el arquero Córdoba, Bermúdez, Wilmer Pérez, Antonhy de Ávila, y otros grandes jugadores. Eran unos partidazos.
—¿Por qué no viniste a jugar a México?
—Te cuento que tuve ofertas, pero la MLS no me dejó ir. Surgió la oportunidad de que me integre al Toluca.
—¿Y es cierto que pudiste ir al Real Madrid?
óEstaba todo arreglado. Fue en 1993 e incluso cuando Real Madrid fue a jugar un amistoso contra Colo Colo, en Chile, yo visité la delegación en el hotel de Santiago, compartí con ellos, porque era un hecho que me iba para ese club. Pero vino lo de mi lesión y se frustró.
—¿Tu fuerte era encarar a los rivales?
—Exacto, ese era mi fuerte. Tras la lesión, me hice más distribuidor de juego.
—¿Sos hincha de Blooming?
—Yo crecí siguiendo a Oriente Petrolero. Tengo grandes amigos que son hinchas de Blooming, como Rubén Tufiño y Bomba Gutiérrez.
—¿Qué le recomiendas a los futbolistas jóvenes?
—Un error es no estar preparado para ser ídolo, para ser portada de un diario, o en los noticieros después de un golazo en un clásico. Luego de un tremendo éxito, debemos saber tocar de nuevo el piso. No hay que olvidar los orígenes, esa es una de las grandes enseñanzas que recibí de mis entrenadores.
—¿Tenés cábalas?
—Al contrario, le llevaba la contra a los que tenían cábalas. Si llevaban sal al camarín, yo se las tiraba encima. Si tenían una hora que supuestamente les daba suerte, yo se las escondía. Es que soy creyente en Dios, confiaba mucho en el Señor.
— ¿Cómo fue el grupo de 1994?
—Fue espectacular ese grupo con éxito y buenas condiciones. Cada uno trato de hacer lo mejor. Entendimos rápido el mensaje de Azkargorta.
—¿Cuál fue el mérito del Vasco?
—La primera charla fue buena. Nos cuestionó que ganaron ustedes, son suceptibles. Que ganaron?. Habían jugadores de supernivel Milton como Julio César Baldivieso y Erwin «Platini» Sánchez, yo en el Albacete. Sentimos vergüenza. No habíamos ganado nada. Nadie dijo nada. Eso nos ayudó a aprender.
—¿Para ese partido con Brasil, que les dijo el Bigotón?
—Nos hablaba dos minutos de los rivales. De Brasil, nos dijo… ya los conoces, si los conoces… hablemos de nosotros. Nos valoro mucho. Aceptamos su trabajo. Tuvimos muchos problemas pero poco a poco fuímos aprendiendo y valorándonos.
—¿Cierto que Bolívar no quería cederte a la selección?
—Sí, hubo un dirigente de Bolivar que no quería que me convoquen a la selección y era por los compromisos que teníamos por la Copa Libertadores.
Marco Antonio Etcheverry, un ícono inolvidable y querido de la selección nacional de fútbol, espera que este grupo que juegue la eliminatoria del Mundial de Catar 2022 pueda llegar lejos, muy lejos.
La eliminatoria se iniciará el próximo año, según decidió la Conmebol.