Gastón Taborga Gumucio (59), figura de Wilstermann en la década de los 80, nunca se despidió del fútbol activo y todo porque “le pagaron mal” algunos dirigentes del equipo “aviador”, el club de sus amores.
Tomando un café en BecCafé del Banco Económico en Cochabamba, Taborga recordó los buenos y malos momentos que le permitió vivir el fútbol, aunque asegura que el fútbol «no lo hizo rico».
Gastón recuerda su debut en 1976 con la camiseta de Wilstermann a la edad de dieciséis años jugando contra Oriente Petrolero.
«Debuté a mis 16 años cuando aún estaba en el colegio, y los dirigentes pidieron permiso para que yo entrene saliendo antes de horario de las clases», relata Gastón y sonrié cuando se le viene a la mente un pasaje de esos tiempos.
«Un día dejaron vacío el curso, todos mis compañeros me siguieron al entrenamiento y bueno, hubo molestia en el colegio», dice cuando añade que el cariño y amor por el Wilster es y era muy grande.
“No, plata ese tiempo no hubo mucha como hay ahora. A quién no le gustaría jugar hoy, ya que el fútbol paga bien, pero no hay esa entrega y amor a una divisa como antes”, dice el volante que brilló y creció futbolísticamente junto al excampeón mundial, el brasileño Jairzinho.
“Se hizo un buen equipo con Juan Carlos Trigo, Freddy Salguero, Eduardo Villalón y Freddy Vargas y nuestro técnico fue Raúl Pino, un gran maestro”, dijo el goleador de la temporada.
Ese año el equipo “rojo” conquistaba nuevamente tras 7 años el título nacional. Jairzinho hizo 17 goles y Gastón Taborga 16 goles.
“Teníamos un buen plantel, Wilstermann era buen juego, alegría y por ello muy respetado en todas las canchas», puntualiza.
Tenía la camiseta «10» y se ganó el cintillo de capitán del equipo. Taborga jugó 172 partidos con la casaca roja y marcó 106 goles hasta su retiro en 1995 que se produjo por una lesión en sus ligamentos y porque el trato de la dirigencia no era el que se merecía.
«Tenía una lesión, y no me querían en el equipo, me propusieron pagarme por partido jugado y acepté, pensaron que no estaría activo y ese año jugué muchos partidos dándoles un revés a la falta de confianza», dice el 10 de los rojos de los 80.
«Le sacamos 7 puntos de diferencia al Tigre, la verdad que el equipo funcionaba muy bien, pero bueno, había entrega, cariño y el público nos apoyaba bastante», dice Gastón al rememorar el título logrado el 81 mientras repasa el albúm y disfruta de otro sorbo de un aromático café en la amena entrevista.
En 1981 el club replicó su éxito en el campeonato y se convirtió en el primer equipo boliviano en pasar a la segunda etapa de la Copa Libertadores .
Gastón hizo muchos goles, se cansó de hacerlos junto a Jair. «El negro era bárbaro, pero era un buen tiempo como amigo y persona. Alguna vez hablo con él», dice.
AL ORIENTE BOLIVIANO
Gastón en su vida de futbolista solo se puso tres camisetas. La de Wilstermann, de Blooming y la selección nacional.
En 1983, Blooming al mando del DT Raúl Pino se llevó a Taborga y junto a él fueron el arquero Eduardo Terrazas, al defensor Eduardo Villalón, al mediocampista Edgar Castillo.
«Era la columna vertebral de Wilstermann, don Raúl nos llevó y fuimos campeones. Fue una linda temporada, pues el «viejo» tenía visión para cada partido», recuerda Gastón con respeto a don Raúl.
Un año después volvió a préstamo a Wilstermann; en 1986 regresó a Blooming, donde permaneció hasta 1989 y en 1990 firmó con Wilster, terminando su carrera en 1995.
«Fue un adios en silencio, pués no recibí el trato que merecía de la dirigencia de entonces. Salí dolido y aún lo estoy, pues no fueron reconocidos conmigo», sostiene.
SELECCIÓN
«Jugué aunque no muchos partidos, pero estuve en la selección. En de agosto de 1980 debuté en la selección y participe en la eliminatoria del 1982.
Estuvo en la lista para la Copa América , pero no participó debido a una lesión. El seleccionador Nito Veiga , decidió convocarlo para la Copa América de 1987 . Debutó el 1 de julio contra Colombia , jugando 62 minutos.
TÉCNICO
Gastón es técnico de fútbol. Trabajó una temporada haciendo dupla con Walter Maladott al mando de Wilstermann.
«Me gradué en España, estando trabajando allí mi esposa. Cursé todos los niveles, pero hoy me dedique a otras tareas, ya que en el país se apuesta muy poco por las divisiones menores y me habría gustado trabajar con esas categorías¨, refiere al criticar el trabajo de muchas «escuelas» que más que formadoras de nuevos valores, son más recreativas y sostenidas para lucrar.
«Nos hace falta trabajar con menores pero muy bien y de acuerdo a normas. Creo que pocos clubes apuestan por esa tarea como Blooming, Bolívar y ahora The Strongest», analiza.
Gastón que acude al estadio y apoya al club «aviador» está dolido y molesto con aquella dirigencia que lo ignoró para despedirse en un partido de homenaje.
«Ya pasó, pero es lindo que las gente te reconozca», terminó.
GRANDE JAIRZINHO
“Jair fue un tipazo, nunca se hizo problema por el cintillo o el número de la camiseta. Me acomplé con él, hubo química y entonces aprendí a disfrutar del juego. Nos fue muy bien, pero también teníamos un gran equipazo. Hicimos muchos goles juntos.
Me se siento feliz de haber formado parte del equipo de la tercera época entre 1980 – 1982 cuando el presidente Alfredo Salazar, donde el refuerzo del equipo era Jairzinho, con su calidad, su juego y con los pergaminos que llegó después de haber jugado en la selección de Brasil».