Urge dejar en evidencia quienes integran estos grupos violentos y también a sus financiadores. FBF y justicia ordinaria deben intervenir.
Redacción Central
Grupos de violentos han vuelto a tomar protagonismo en el fútbol, disfrazados esta vez como integrantes de la ‘barra brava’ de Wilstermann, responsables de las agresiones contra periodistas e incluso contra un jugador del plantel en los últimos días, lo que ha causado indignación y reclamo por parte de los gremios de la prensa y de los futbolistas. ¿Se tomarán acciones al respecto? La pelota está en la cancha de las autoridades gubernamentales y deportivas.
El caso de los ‘Gurkas’ de Wilstermann no es, lamentablemente el primero, aunque se espera que sea el último. Este grupo violento tiene un ‘modus ope-randi’ similar al de barras bravas argentinas, copiado en la década de los 90 en Santa Cruz el tristemente célebre Ángel ‘Chichi’ Pérez, que fungió como jefe de barra de Oriente Petrolero, para completar luego la mutación a grupos de choque que prestaba sus servicios al mejor postor.
Por eso, no es coincidencia que así como a los ‘barra brava’ orientistas se los vio de la mano de políticos en campañas proselitistas para repartir tanto poleras como puñetes, también los pandilleros afines al elenco ‘aviador’ han sido iden-tificados recientemente como grupo de choque de políticos en la ‘Llajta’. A la espera de nuevos comicios, sean municipales o nacionales, esta gavilla se apega al fútbol que tiene actividad el año redondo para saciar sus intereses.
Responsabilidades
El club es el principal responsable de que los ‘barra brava’ ganen espacio en una institución deportiva, que tiene contemplada vías oficiales para que cualquier persona pueda tener participación con acciones y opiniones en el club, sea por la vía de estatus de socio, o directivo.
La participación de las barras es irregular. Pero son admitidas, e incluso impul-sadas, por dirigencias débiles, que suelen acceder al poder sin elecciones lim-pias e incluso sin apego a las normas. Se apoyan en los grupos violentos para amedrentar a los socios y así filtrar la asistencia a elecciones. También son utili-zados para amenazar a los futbolistas, con mensajes y bravuconadas que están en línea con el parecer del directorio de turno, ¡vaya casualidad!
Si hay preguntas ‘incómodas’ de los periodistas acuden los ‘barra brava’ para intentar callar a la prensa. Si hay un paro del plantel que reclama los sueldos atrasados, aparecen los matones para amenazar a los futbolistas, a quienes incluso han llegado a exigirles dinero para financiar algunas de sus actividades, entre ellas los viajes para acompañar a la delegación deportiva cuando toca jugar en condición de visitante.
Son los extremos que dejan pruebas y son denunciados por los afectados. Pero también hay un accionar sigiloso, ‘bajo cuerda’, como es la coordinación de los jefes de las barras violentas con el directorio de turno, también las acciones delincuenciales como causar destrozos y hasta enfrentarse a los agentes poli-ciales, como ocurrió hace poco en las afueras del edificio de la Federación Boli-viana de Fútbol.
También algún sector de la prensa no debería caer en la irresponsabilidad de poner micrófono abierto para dar fama a los violentos. Investigar si tienen fuente laboral, cómo financian sus actividades y viajes, qué vínculos familiares o económicos tienen con dirigentes de fútbol, puede ayudar a desenmascarar a los ‘chicos malos’.
Acción y omisión
Al evidente ‘pecado por acción’ de la directiva del club por complicidad con los jefes de ‘barra brava’ le puede seguir el ‘pecado por omisión’ de las autoridades gubernamentales y deportivas, si es que no aplican medidas para poner freno a grupos violentos cuya actividad e influencia en el accionar, en este caso de Wilstermann, está ganando terreno. Más allá de que, por divisiones internas, unos barra brava salgan en apoyo y otros pidan renuncia del directorio, lo que confirma de que están al servicio del mejor postor.
En primer lugar, el Ministerio de Gobierno, vía la Policía, debe tomar cartas en el asunto. Ya existe una demanda, presentada por el arquero Pipo Giménez, quien fue víctima de una persecución en auto, amenazas verbales y telefónicas. La denuncia en la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen amerita una in-vestigación seria, para dar con los responsables. Hay cámaras de video en la ciudad, que pueden facilitar la identificación del vehículo de los maleantes, también se puede elaborar identikits en base a los datos que proporcione el futbolista. La Federación de Futbolistas Agremiados de Bolivia (FABOL) ha soli-citado, además, que se realice un patrullaje preventivo en los alrededores de la sede del club, para evitar nuevas acciones intimidatorias.
Entre tanto, la Federación Boliviana de Fútbol debe por lo menos llamar a la reflexión al presidente de Wilstermann, para que no incurra en acciones que fomentan el clima de tensión, como fue la aberrante e inédita presencia de siete guardaespaldas que lo escoltaron para ingresar al edificio federativo, en ocasión de la última reunión de Consejo Superior de la División Profesional de Fútbol.
También a Oriente le corresponde un jalón de orejas, tras los incidentes en Tri-nidad, durante el partido amistoso con Libertad Gran Mamoré. Los vándalos disfrazados de hinchas orientistas se enfrentaron a hinchas benianos, también dañaron motocicletas e incluso agredieron a policías.
Pronunciamiento
El secretario ejecutivo del Sindicato de Trabajadores de la Prensa Deportiva de Cochabamba (STPDC), Jorge Ábrego, fue contundente al afirmar que “más que barras, estamos ante grupos delincuenciales, que se venden al mejor postor. Ofertan sus servicios para grupos de izquierda o derecha, y ahora están meti-dos en el fútbol. Han visto el negocio”.
Ábrego indicó que si bien en las últimas semanas se han producido incidentes graves, este movilización de grupos de choque viene de tiempo atrás. “Cuando Gary Soria asumió la presidencia de Wilstermann, hubo el compromiso de que la prensa podría trabajar con garantías. Pero no ha ocurrido así. Hay colegas que han sido amenazados, incluso los guardaespaldas evitan el contacto del presidente con la prensa. Es un tema que está viendo el gremio de periodistas a nivel nacional”, sostuvo.
En Cochabamba, los ‘barra brava’ están ganando terreno, con la venia de algu-nos directivos de un club histórico. Es importante frenar este accionar. Para evitar que se repitan la quema de documentos en la oficina de Oriente o un seudoatentado a un futbolista argentino nacionalizado que luego llegó al arco de la selección boliviana como ocurrió en Santa Cruz, o que aparezcan muñecos colgados con la casaca de Bolívar como pasó antes de un clásico paceño, en el que la directiva de The Strongest tuvo que salir a brindar garantías para la hin-chada visitante. Ojo, que si hay personajes que se repiten detrás de bambali-nas, no es coincidencia.