Por Edgar Tejerina Casablanca
Jaime Rimassa, es muy amigo del capitán de la selección campeona del Sudamericano del 63, Wilfredo Camacho. “Está muy delicado, y bueno los años no pasan en vano. Periódicamente lo visito, nos tomamos un traguito y bueno… hoy ya no hablamos de fútbol, pues recuerda poco o casi nada”.
Olvidados
Jaime, aquel espigado de defensor de nuestras selecciones, Municipal y Bolívar no pudo ir mucho tiempo a casa de don Willy, porque también estuvo delicado de salud. “Hay muchos ex jugadores que estamos olvidados, por ejemplo, estuve mucho tiempo en la Caja Petrolera y en casa muy enfermo, pero gracias a Dios ya estamos mejor y por ello volví a casa de Wilfredo”.
Recuerda que muchos ex compañeros y amigos, viven su mundo y muy olvidados por sus ex dirigentes. “Soy celiaco y prohibido de comer masas o tomarme una cervecita”.
Solo amigos
A iniciativa de algunos exjugadores se reúnen mensualmente para compartir una comida, contar experiencias y buscar remedios para curar sus males por lesiones o la edad. “Nos reunimos en la sede de la mutual y también vamos a Calacoto”.
Silvia, es la esposa de don Wilfredo Camacho, y ella se alegra cuando Jaime visita su casa. “Quién es, a que vino, pregunta Willy cuando llego a casa, pero pasan los minutos y hablando recordamos algo de los buenos tiempos”.
¡De rodilla, no!
Rimassa comparte sus días junto a su esposa y sus dos hijas (Mariela y Yara). Ya jubilado sale poco por las calles paceñas, solo cuando debe verse con algún amigo. “No, yo vivo de mi renta y no, no pido ayuda a nadie. Pude ganar mucho con el fútbol, pero siempre jugué porque me gustaba y mucho. Jamás me pondría de rodillas para pedir ayuda. Siempre fui orgulloso y no me arrepiento, prefiero vivir y dormir tranquilo”.
Renta solo a los del 63
Él no pudo jugar el 63, llegaba de la Argentina y siguió la campaña y luego jugando se hizo amigo de Wilfredo Camacho. “No, no tengo ninguna renta, entiendo que los campeones del 63 tienen una renta estatal de aproximadamente 8 mil bolivianos. Fueron campeones y se lo merecen”.
Admite que la Agremiación de Futbolistas de Bolivia (Fabol) no asiste a los jugadores del país. Se conoce que varios jugadores que viven en Santa Cruz reciben un bono de 2 mil bolivianos mensuales, que en su tiempo lo confirmo el secretario general, David Paniagua.
Ni una entrada
Jaime Rimassa, un apasionado por la pelota desde aquel equipo del Barrio Obrero de Cochabamba, donde comenzó a tener ese romance con el fútbol, afirma que también están olvidados por la Federación Boliviana de Fútbol (FBF). “No, hace tiempo que no voy al fútbol y los ex seleccionados, que poco a poco somos menos, no tenemos ni una entrada de cortesía un pase libre a los partidos. En otros países, los ex seleccionados tienen muchos privilegios como un palco en los escenarios deportivos”.
Jaime, de caminar lento hoy, comparte con alegría el diálogo sobre el fútbol, su familia y sobre los amigos que aún quedan y con los que disfruta de las periódicas reuniones en La Paz.
Jaime Rimassa Vargas, nació en Cochabamba y el 12 de diciembre cumplirá 76 años. Sus hermanas son
Elva, Yolanda, Aydeé y Ángela. Su esposa es Marcela Salazar. Jaime es fisioterapeuta de profesión.