El interminable estigma de Lionel Messi:
El número diez del Barcelona parece intocable en España, lugar donde es venerado. Pero algo cambia cuando se pone la camiseta argentina,
una selección tan ganadora que hasta hoy no tocó una sola copa de la mano de uno de los mejores jugadores del mundo.
Zurdo, 18 años, de baja estatura, rápido, habilidoso y un manejo de balón único, los inicios y características de Messi solo podían suponer una cosa para el pueblo argentino: ilusión. Reflejada en la silueta del rosarino, se encontraban con la esperanza de deslumbrarse con el surgimiento del nuevo Diego Armando Maradona.
Desde corta edad, comenzó a hacer esos goles que hasta hoy en día estamos acostumbrados a ver en la liga de España; hasta logró replicar el famoso gol de Maradona frente a los ingleses en el mundial de México 1986. Sus primeras convocatorias llegaron y sus actuaciones fueron buenas, más aún fijándose en su corta edad.
En el año 2007, un equipazo argentino, comandado por Riquelme, llegó a la final de la Copa América; podía ser el primer título para Messi en la selección, pero Brasil no tuvo piedad y se llevó el título con un contundente tres a cero. A partir de ese acontecimiento, cada vez que Lionel pisaba Sudamérica, su rendimiento bajaba.
Seguía ganando títulos y conquistando récords en Europa, pero no podía repetir su excelente aportación al Barcelona jugando por Argentina. Todos recordamos cuando la selección paraguaya, con la increíble dupla de Haedo y Cabañas, dejaba sin aliento a la albiceleste por la eliminatorias del 2010, con un Messi que no apareció en el Defensores del Chaco.
Ya en el Mundial del 2014, una gran selección argentina se las arregló para llegar a la final, parecía que al fin había llegado el momento de Messi, pero a partir de cuartos se apagó y, en el partido definitorio, no pudo impedir que sea Alemania la campeona del mundo. Un año más tarde, volvieron a la final de la Copa América, pero Chile se llevó la victoria por penales.
En 2016 se volvió a disputar el torneo de selecciones de América, en homenaje a los cien años de la Conmebol; su antagonista, Cristiano Ronaldo, había levantado la Eurocopa con Portugal semanas antes y parecía ser que le tocaba a Messi, pero la historia se repitió y Chile venció al equipo del diez, de nuevo por penales. Tres finales perdidas en hilera, cuatro en total; fueron 450 los minutos disputados en estos juegos definitorios, Lionel no pudó hacer un solo gol.
Lo que más molesta a los hinchas argentinos no es el rendimiento del crack del Barcelona, sino su actitud en los momentos difíciles y, en la inevitable comparación con Diego, Messi sale perdiendo por mucho en ese aspecto, porque el Maradona sano y en su esplendor, era un verdadero líder. Veremos si en esta Copa América, el Messi que todo un país pide, aparece en su máxima expresión y se lleva a su selección en hombros hasta la victoria final.