Ella es María Victoria. Una amazona que puede dar su vida por Cartania. Sí, no solo la quiere, sino la ama y es que juntas disfrutan al máximo cuando están unidas y hacen lo que les gusta: saltar.
Se trata de María Victoria Rada Ibañez, una ama-zona paceña que desde muy niña quedó apasionada por este de-porte, pero mucho más por la química que encontró en su yegua: Cartania. «Me gusta este deporte, desde muy chi-ca, y bueno… es algo que disfruto y me ayuda bastante en mi labor diaria. Me fui a vivir a Florida, Estados Unidos, allí tenía un grupo de amigos que jugaban polo, pues en ese lugar comencé a montar y quedé atrapada definitivamente».
Esa pasión creció mucho más, sobre todo por los caballos, y comenzó a practicar en la Academia Ecuestre de Palm Beach, montó en Wellinton, Florida, más conocida como la Capital Ecuestre de Estados Unidos, hasta que después de dos años volvió al país, se incorporó al Club Los Sargentos, conocidísima y prestigiosa entidad pace-ña relacionada al hipismo. «Había decidido que quería seguir en esto».
Después de hacer sido sacudidos por la pandemia, vuelve la actividad y ella estará presente. A fines de octubre e inicio de noviembre, acudirá al concurso de Santa Cruz. Será en las disciplinas de adiestramiento y salto.
CARTANIA
Es una yegua que ya lleva años con María Victoria. Recibe de la simpática amazona, siempre elogios y es que se lo merece por ser valiente, ágil y fuerte. «Hay que hacer experiencia, pasa que probé muchos otros caballos, pero decidí quedarme con ella. Es alemana, es distinta. Hay caballos que los crían en la argentina, pero algunos quedan siempre salvajes».
Es descendiente del legendario Carthago Z, ganador de múltiples grandes premios y participó en dos Olimpiadas en 1996 en Atlanta y el 2000 en Sidney. Fue semental de varias crías registradas oficialmente. La adquirió en 2018.
La amazona a poco de despertar acude a verla, a trabajar y eso sucede seis días de la semana. «He adquirido mu-cha experiencia con ella, y es que me ayuda. Tuve suerte con ella, tiene una base muy buena, su calidad de vida también es buena, se nota y es mansa. Lo nuestro es una relación de cariño, confianza. Te ayuda si te equivocas».
El hipismo como cualquier otro deporte apasiona, a diferencia de los grupales como el fútbol, el baloncesto o el voleibol, en este se debe y se tiene que tener un buen complemento, una química natural y eso existe entre Ma-ría Victoria y Cartania. «Entreno desde muy pequeña, hago adiestramiento y equitación. Insisto mucho en los ejercicios que me conducen a un buen control de ella».
Entre ellas desde el primer día nació un romance, un vínculo. Se formó un buen binomio. «Es difícil y exigente, pero es algo que me agrada mucho, permite este deporte asumir un control para saber que el caballo sepa que hacer, sea útil.
Con la experiencia ya adquirida, María Victoria sabe el concepto común, porque hay que llegar a entender y conocer al caballo, pues hay gente que no lo logra, no les gusta o tienen miedo a algunas cosas. «Aquí es reciproco y donde se entiende que no siempre vale ganar, sino disfrutar».
Este tiempo de pandemia cambió al mundo. También a ella, que se enfermó a pocos meses de la llegada de este maldito virus, pero supo vencer sin mayores dificultades. Considera pese a ello, que este año será de éxito en lo poco que resta del calendario 2021.
María Victoria se alista para acudir el siguiente mes a la competición nacional de salto y adiestramiento y Catania, también lo sabe, aunque la amazona está preocupada por el clima y los mosquitos.
MARIA VICTORIA
Esta amazona se siente comprometida con lo que hace, siente y cada día busca mejorar buscando su superación en esta disciplina.
Se halla registrada en Los Sargentos de La Paz, e irá a competir por su club a Santa Cruz. «El jinete pone la técnica, la seguridad al caballo, el jinete tiene que conocerlo, para pedirle. No le puede exigir todo, se cansan, hacen mucho esfuerzo físico. El jinete depende de la fuerza, de su disposición».
María Victoria, refiere a los dos formatos en los que compiten y exigen a sus ejemplares. El salto de 12 vallas sin faltas, el desempate. Los saltos sobre 10 centímetros, 5 o 6 a mayor velocidad sin tumbar palos.
«Es una emoción, y ya lo sentimos. Aunque viajar es pe-sado, es lejos… me preocupa un poco el clima, los mosquitos y la humedad», dice, pero emociona, muy emocionada por el reencuentro.
ENTRENAMIENTO
María Victoria recuerda que los entrenamientos son a diario, pues un caballo necesita entrenar en movimiento seis veces a la semana y uno de descanso, de merecido des-canso.
Varía el entrenamiento si hay competencias, como este tiempo de cara al concurso de Santa Cruz. «Una o dos ve-ces por semana, no se le exige si tiene experiencia».
Y el jinete, debe trabajar en su flexibilidad, control y en-tenderse con su ejemplar. No solo es subirse y montar. Hay que tener un buen asiento, cuenta la posición de las piernas y las manos. Es exigente, me gusta, es un compromiso.
Y bueno, hablar de este deporte, la verdad apasiona y ha-ce que admiremos a María Victoria.