El presidente de San José que ordenó la economía y salvó al club, analiza su posible partida tras la Copa Libertadores de América. Opositores a su gestión buscan cansarlo con críticas en las redes sociales. Wilson Martínez está cansado…
Nunca había entrevistado a Martínez. Apenas un par de intentos con resultado esquivo en algún evento con él de invitado: “Estoy analizando el irme, creo que ya cumplí con mi equipo, este equipo de mi alma», decía en tono suave y pausado a un programa de radio en Santa Cruz. No lo vi buen tiempo, algunas veces era muy esquivo, ya que ni a su celular responde otras veces.
Wilson Martínez Piérola, que el 15 de abril de 2017 asumió por la vía del voto la presidencia «santa», está cansado, parece cansado… ya que ni vacaciones tuvo el fin de año tras la conquista del título liguero del Clausura 2018. Los temas económicos empañaron su Navidad y Año Nuevo.
«Hay gente que critica y critica, pero ni al estadio va. En cambio hay hinchas agradecidos como aquellos que acudieron el 19 de diciembre para festejar el título», expresa a otro medio en La Paz.
Más de una vez, en estos años, lo busqué y lo bajé casi al mismo tiempo. Por un lado, me lo imaginaba agobiado por las grandes herencias económicas que le dejaron sus antecesores y sus convicciones difíciles de arriar. Por el otro, me autocensuraba con un razonamiento lógico: no podrá atenderme con tantas demandas de sus jugadores, de exfutbolistas, la búsqueda del reemplanzante de Eduardo Villegas que sorpresivamente se va a la verde, del Servicio de Impuestos que quiere cobrarse sus impuestos devengados del premio de Campeón que le otorga la Conmebol, de un acreedor de un hotel orureño y de otros servicios.
Aprendí que en el periodismo los desafíos vuelven sin que uno los convoque. Están ahí, acechando en el inconsciente. Les pregunté a varios jugadores, cuál era la vía más efectiva para ver a su presidente. “Escribile a su whatsApp, que los lee», me dijo más de un jugador.
Sabía que Martínez lo quería y respetaba muchísimo al DT Villegas, pues le guarda un profundo respeto, cariño y admiración, sobre todo por lo que hizo a lo largo del 2018 que tuvo como colorario la conquista del título del Clausura y el pasaporte a la Libertadores. Consideré sería una buena idea mediante él asomarme a Martínez, pero el camino se truncó ya que la FBF lo confirmó como su DT.
Y entonces la respuesta desde la mitad del campo contrario (Oruro) llegó a los dos días: “Estando en Cochabamba lo llamo”. Llamé lunes, martes, miércoles, jueves y viernes. Mañana, tarde y noche. Teléfono con filtro, a la vieja usanza, de esos en los que uno dice el nombre y está seguro de que del otro lado está el interlocutor escuchando y apretando la tecla roja que te manda al contestador.
No pude derribar el mito. No me rendí, tampoco me rindo, pero me pongo en los zapatos del titular «santo»: «Quiero irme si este título no les satisface», «Di todo de mi tiempo, dinero y mi gran amor», «Quiero hacer una buena Copa y tapar la boca de aquellos pocos detractores», son algunos de los conceptos que lanzó Martínez, todos apuntando a su pronta partida de la silla presidencial de la calle Caro y 6 de Octubre, en Oruro.
Wilson Martínez logró el objetivo. Salvó la economía del club y sería saludable su continuidad. Pasó la palabra a los socios del club, si a los socios… aquellos que votan.