«Para mi es como es como un hermano, hasta como un hijo. Vino a pedirme ayuda y se la di, debido a que sentí que él puede llegar muy lejos en el atletismo».
Nemia Coca, ex atleta y entrenadora orureña aparece detrás de la gran historia que hoy rodea al fondista Héctor Garibay Flores, que tras destacadas actuaciones en Buenos Aires y Sao Paulo, brilló en las pruebas de maratón, habla del atleta potosino nacido en Llallagua, desde donde migró a Oruro para practicar el deporte base, al que saltó tras dejar el fútbol donde sufrió una lesión.
Nemia, destacada atleta en los años 80, es profesora y fundó una escuela de atletismo llamada «Pie de Viento» que funciona en su casa y presta servicio a todos los niños y jóvenes que gustan de este deporte. Allí le abrió las puertas, ya que Garibay viajaba los fines de semana desde el centro minero a la ciudad y correr por las calles orureñas o la pista del estadio «Bermúdez».
Nemia siempre solidaria con los atletas, sobre todo orureños, tenía el corazón roto al no poder brindar efectiva ayuda a Héctor, en quien dice vio un buen biotipo y garra para estas pruebas. «El puso mucho de su parte, quería entrenar con los que ya tienen experiencia y reco-rrido. Muchas veces comió en casa, y el Servicio de Deportes nos ayudó brindando dormitorio en el estadio».
Cuenta la diminuta entrenadora que tocó muchas puertas de empresas y entidades estatales, y ninguna se abría. Logramos dinero para sus pasajes, y venía a entrenar con el grupo Oruro. «Nadie le daba importancia». Destaca los dos años de persistencia del deportista que por una lesión dejó la práctica del fútbol, que entonces era su prioridad.
VISITA PRESIDENCIAL
Al impulso de Nemia, el fondista Garibay y ella, fueron recibidos reservadamente por el presidente Luis Arce, que les aseguró asistir a la XXXVII Maratón de Sevilla en febrero próximo en representación de Bolivia.
La entrenadora, testigo del trabajo y ascenso del nivel técnico del deportista, no pudo ocultar su satisfacción y alegría, al ser recibidos por el mandatario y entregarles sus pasajes para esa cita internacional, donde el boliviano «espera no defraudar».