San José un ave fénix
Por Claudia Llanos
Ante toda adversidad obtuvo un meritorio título, luchó los primeros lugares de la tabla, palmo a palmo, contra los equipos denominados grandes y en las últimas fechas se consolidó en la punta hasta el final. Resucitó de una grave crisis institucional para anotarse como Bolivia 2 en la Copa Libertadores de América.
Como un ave fénix, así resurgió San José de cada crisis, institucional y deportiva. Once años tuvieron que pasar para que sus adeptos puedan gritar: ¡campeón!, sin embargo, en ese lapso de tiempo el club atravesó por diferentes situaciones, desde pelear por el título en tres oportunidades, hasta deambular por la zona de descenso.
En la parte administrativa, un constante cambio de directorios y presidentes, hecho que derivó en una inestabilidad económica debido a deudas de demandas de exjugadores y técnicos, hasta el embargo de su sede por adeudo impositivo.
Con la llegada de Wilson Martínez a la presidencia del club, en abril de 2017, los problemas se fueron reduciendo de apoco. Logró zafar algunas deudas inmediatas, que conminaban al club a la quita de puntos. Mejoró las condiciones, en cuanto al manejo del equipo, hecho que ayudó al grupo a conseguir resultados dentro el campo de juego y de esa forma salir de la zona roja de descenso.
En el siguiente campeonato se arriesgó a armar un equipo más competitivo, para ello, se incrementó los números de la planilla y se apostó por entrenadores de primer nivel: Julio Cesar Uribe, técnico peruano, y Néstor Clausen, argentino, con quien consiguió un cupo a la Copa Sudamericana 2018. Luego, apostó por la experiencia del cochabambino Eduardo Villegas, el estratega con más títulos obtenidos en el fútbol Boliviano.
competitivo, para ello, se incrementó los números de la planilla y se apostó por entrenadores de primer nivel: Julio Cesar Uribe, técnico peruano, y Néstor Clausen, argentino, con quien consiguió un cupo a la Copa Sudamericana 2018. Luego, apostó por la experiencia del cochabambino Eduardo Villegas, el estratega con más títulos obtenidos en el fútbol Boliviano.
Al mando del valluno estuvo a puertas de coronar en el campeonato Apertura 2018, que se jugó por series, empero, se quedaron en la semifinal. Sin embargo, en el siguiente torneo logró conseguir el ansiado título.
Pero el camino no fue para nada sencillo, los santos arrancaron el Clausura con un castigo de parte de la Federación Boliviana de Fútbol, que les restringía la cantidad de nuevas incorporaciones, debido a deudas pasadas con exjugadores, ante ese panorama de limitaciones no pudieron reponer el espacio que dejó en el mediocampo la intempestiva salida de Samuel Galindo, jugador que se convirtió en ficha clave de Villegas, en la zona media.
Sin embargo, no fueron los únicos inconvenientes, en todo el semestre, los jugadores del primer plantel apelaron a la medida de paro de actividades en cuatro oportunidades, debido a la deuda de tres y cuatro meses de salarios retrasados. Entre promesas y negociaciones, el presidente del club logró cumplir con algunos salarios, empero, el corazón y el compromiso de los futbolistas pudo más y lograron apretar los bolsillos para enfocarse en un solo objetivo: el título liguero. Al final, todos los esfuerzos rindieron sus frutos, pero el plantel alzó la copa de campeones con tres meses (octubre, noviembre y diciembre) y un porcentaje del cuarto (septiembre) de salarios devengados.
Ante toda adversidad, San José obtuvo un meritorio título, luchó los primeros lugares de la tabla, palmo a palmo, contra los equipos denominados grandes y en las últimas fechas se consolidó en la punta hasta el final. Contragolpes sorpresivos, marca precisas en tres cuartos de cancha, salidas rápidas y contundencia en la delantera, es la fórmula que usó Villegas para ganar el campeonato.
Pero para que ese método funcione, el estratega tuvo que mover fichas constantemente y más cuando se trataron de lesiones, como la de Gustavo Salvatierra (rotura de tendón de Aquiles), Miguel Suárez (ligamento cruzado) y Rodrigo Ramallo (peroneo pierna izquierda), sin embargo, el cuerpo técnico supo encontrar variantes oportunas que no desentonaron el sistema de juego.
El equipo base del santo, estuvo formado por una dupla efectiva en la ofensiva con Jair Reinoso y Javier Sanguinetti. En el medio, con Didí Torrico, Víctor Hugo Melgar y Mario Ovando, quienes se encargaron de romper los cerrojos de los rivales de turno; la explosión por las bandas de Jair Torrico y Ariel Juárez. Mientras, en la defensiva, se adueñó del puesto el dúo Marcos Barrera- Mario Cuellar.