Alejandra Martínez Montaño se entrena en Estados Unidos con miras a cumplir sus metas en la natación. A sus 19 años ya superó muchos desafíos.
Fotos: Jorge Abrego
Alejandra Martínez Montaño, destacó y brilló con luces pro-pias en la natación durante los Juegos Deportivos Estudian-tes Plurinacionales. Primero en la cita nacional de primaria, luego en los juegos de secundaria.
En muchas de esas ediciones se colgó al cuello preseas do-radas, de plata y bronce.
Fue parando el cronómetro con muchos buenos y halagado-res resultados, hasta que se convirtieron en récords.
Todo ello fue posible al apoyo de sus padres, que constan-temente la alentaron, contrataron un entrenador personal y permitieron su constante roce en las piscinas del país. «Todo tiene su sacrificio y recompensa, considero que siendo cons-tante podemos lograr nuestras metas», dice «Alita», como la llaman sus padres, que se vieron contentos con su primera visita a Cochabamba, después de seis meses de ya estar ra-dicando en los Estados Unidos.
EL SALTO
«Era algo que soñaba, algo que deseaba y se dio», dice Ale-jandra al contar de sus primeras experiencias en la Lindsey Wilson College donde optó por una beca de estudio y depor-te.
«Es un sueño, es algo que todo deportista desea para una buena y mejor formación. Tenemos disponibilidad de la pis-cina, el gimnasio y claro está, todo va de la mano del estu-dio».
Ganó una beca en la universidad, Alicia Kemnitz y Jessica MacDonald, y su objetivo es ser nadadora profesional y a la vez Administradora de Empresas.
Alejandra se acomodó al ritmo de trabajo y estudio, aunque extraña todo de Cochabamba y el país. «Lo que si tengo fa-cilidad, es de hablar diariamente con mis papás y mi her-mano, reportándoles de como me fue y pregunto que co-mieron jejeje».
«La sirena» extraña mucho las comidas, pues le encanta el pique o charque, que departió en su llegada a su tierra natal. «Eso si me tengo que cuidar, pues las comidas allá te suben rápido de peso debido a que muchos son enlatados, pero tenemos un gran servicio de catering».
EL GRAN SUEÑO
Esta trabajando fuertemente, es así que en su visita a Co-chabamba no descuido de asistir diariamente a la piscina. Compartió muchos buenos ratos con Javier, su padre, un ex-celente basquetbolista que brilló en las selecciones de su na-tal Oruro y vistió también la casaca verde de la selección na-cional.
La espigada nadadora a sus 19 años, se muestra ya madura, segura de sus metas y el andar diario del mundo. «Estoy tra-bajando duro, quiero ser profesional y también llegar a una Olimpiada, creo que es el sueño máximo de todo deportis-ta».
Recuerda con mucho cariño a Jimmy Villarroel, su técnico, el que oriento sus primeros pasos cuando Alejandra comenzó a sus 5 años ese romance con las aguas.
Alejandra llena de objetivos, ilusiones, esperanzas y emo-ción, destaca el esfuerzo y apoyo de sus papás, que nunca la abandonaron en sus proyectos. «Quiero dar este paso para mi desarrollo personal», asegura.
Egresada del Colegio Tiquipaya, no tuvo problemas con el idioma al trasladarse a su nueva casa, donde formó un buen grupo humano con estudiantes del lugar y algunos foráneos. «Estados Unidos es uno de los mejores países donde puedes hacer deporte y estudiar al mismo tiempo. Existen las ligas universitarias en las que la universidad te da mucho apoyo, hasta puedes estudiar dos carreras sin que sea complicado», explica.
VISIÓN
La nadadora cochabambina alienta a los jóvenes deportistas a no desmayar en sus metas, ella sabe mucho de los mo-mentos difíciles y de halago.» En la carrera de los deportis-tas hay más momentos de frustración y de victorias, hay que saber cómo sobrellevarlo. Perder es parte del proceso, para ganar tal vez tienes que perder diez veces y aprender de eso. De una derrota analizas que pasó para poder mejorar en la próxima carrera», reflexiona.