Fotos: HÉCTOR SANDÓVAL
Con la sencillez de siempre, muy amable y además simpática como la conocimos en su época de voleibolista, así está Tania Ayala Rocabado, la destacada voleibolista de los años 1990 y 2000.
Con humor y sonrisa que siempre pinta su rostro, nos cuenta que lleva casi 20 años viviendo en la isla de San Pedro —Belice, en el caribe centroamericano—donde estableció un negocio y al que le dedica todo su tiempo.
«Pasó tantos años, que me establecí en la isla y me dedique a rentar restaurantes rústicos en la playa, todos de primer nivel».
Difícil de eludir el voley, su pasión, su deporte favorito y que le trae grandes e inolvidables recuerdos. Repasa rápidamente los recuerdos en Anglo Americano, las selecciones de Oruro y la de Bolivia. «Difícil de olvidar, recuerdo mi inicio casual en Anglo cuando apenas tenía 12 años. Entrenaba el equipo y yo estaba de mirona, me invitó el entrenador Dávila y bueno… fue mi flechazo con el deporte que caló muy hondo en mi».
También ineludible hablar de la chica del short sexy y atractivo. «Sé que fui criticada por las mismas mujeres, pero para mí lo importante era el juego y después el estilo. Nunca lo hi-ce por provocar, sino me sentía bien porque no hacía nada malo. Pasa que es difícil ser mujer, pero a las niñas les digo crezcan sin temores y seguras de sí mismas».
DIFÍCIL DE OLVIDAR
Tania, para quien parece no haber pasado los años, mantiene su gracia y simpatía. «No, no hago deporte frecuentemente, pero voy al gym, bailo y juego en la arena con algunos grupos turísticos. Debe ser ello que me mantengo en forma».
Ella viene siempre al país, llega a Oruro para visitar a sus padres. Disfruta del paseo por sus calles, encuentra aún a alguna amiga y lo que más le gusta es tomarse fotos con la gente mayor o joven, que le solicita una postal con el fondo de la plaza 10 de febrero o la gigante imagen de la virgen del Socavón. «Eso me llena el alma, me hace sentir feliz. Pues la gente no me olvida y es que en mi tiempo de jugadora me desviví por llevar en alto el nombre de Oruro en el deporte».
Las solicitudes surgen debido a que la gente orureña la vio en tik-tok, donde ella encuentra relajamiento y diversión. «Me encanta utilizar ese medio».
Junto a su familia disfrutó del último carnaval antes de la pandemia, y luego hizo maletas para retornar a casa, debido a que en el mundo se comenzaban a cerrar las fronteras para evitar la expansión del Covid-19 que se llevó a mucha gente entre amigos o familiares.
ABOGADA
Tania es abogada de profesión, pero hoy no ejerce, debido a que se dedico a la atención de turistas de Estados Unidos, Canadá y Europa que llegan para rentar donde pasar la vacación. «Tengo un centro, se llama Coco Cabana, se redujo la ta-rea debido a la pandemia, pues antes me ocupaba de dos restaurantes y el hotel. Se tuvo que reducir la actividad por esta pandemia que cambió al mundo».
A Coco Cabana en la isla bonita, como dice una canción de Madona, lo tiene desde hace 4 años, y las actividades turísticas están más o menos normales. «Poco a poco estamos volviendo a la normalidad, diría que el 90 por ciento ya esta activado en la isla. Trabajo duro desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche».
Volvemos a hablar del voley y la ex deportista asegura que recibir primero el cintillo de capitana de la selección orureña y luego de la selección boliviana, la llenó de orgullo y mucha emoción. «Fue un honor recibir el cintillo y liderazgo de cada selección, es algo que les contaré oportunamente a mis dos hijos que aún están pequeños. Lamentablemente no pude lograr títulos nacionales con el equipo de mi «orurito», sin embargo pusimos a nuestro deporte en un buen sitial y en el mapa de los más destacados del voleibol boliviano».
FAMILIA
Tania abriga la esperanza de volver pronto al país. No tiene fecha, pero su deseo es grande. No le gusta hablar de política y demanda que la unidad sea prioridad en el país para salir a flote tras esta pandemia que dejará muchas secuelas. «Me gustaría volver, pues ya tengo una familia y quiero que estén junto a mis padres. Diago (9) y Tiana Giacoman Ayala (8) son mi vida y quiero que crezcan con amor y con muchos valores».
Ella está feliz, debido a que su hermana llegó procedente de España y compartirá un tiempo con su familia. «Es siempre una alegría tener en casa a algún familiar y eso de volver al país, depende mucho como engrane mi vida de aquí en adelante».
Las veces que llega a Bolivia, son viajes más centrados en la visita a sus padres, con quienes pasa el día, sale a pasear, visita a familias amigas y algunos amigos que aún quedan en la tierra del amor y el carnaval.
«Ya queda muy poca gente de mi generación en Oruro, pues es muy grato verme con ellas y recordar los buenos tiempos».
También hace visitas cortas a La Paz y Cochabamba, algunas veces por compromisos familiares. Del voleibol de antes re-cuerda el buen nivel, el apoyo de la prensa y la competitividad que hubo a nivel de clubes y de selecciones. «Recuerdo a muchas jugadoras brillantes, como Patricia Asturizaga, Zulema Céspedes, Fabiola Martínez, Marisol Paccieri, Jacqueline Ibáñez las de mí época y mucho más antes a Marylin y Lindaly Triantáfilo.
Hoy destaca que haya muchos escenarios deportivos en el país, pero demanda del Estado atender con prioridad en la formación de nuevas generaciones. «En mi época habían destacadas jugadoras, pero nos hicimos a fuerza de amor al deporte. Hoy sería bueno incidir en la formación técnica con tantos recursos nuevos con ayuda de la tecnología».
Tania Ayala Rocabado, que considera que el deporte es el reflejo de la estabilidad de un país, hace un llamado a las autoridades nacionales, sobre todo del deporte a ayudar para que «Bolivia no salga al exterior a solo adquirir experiencia, sino a competir y ya es hora de ello».