Bolivia se jugará de visitante ante Venezuela un partido clave en las Eliminatorias. Las dos selecciones necesitan ganar para mantener la menos la opción de llegar a la Copa del Mundo de Estados Unidos-
Por Roberto Aguirre Durán
Fue ante Venezuela, en la fecha 7 de la Eliminatoria Sudamericana, que Bolivia hizo un giro en su campaña hasta entonces adversa, con un equipo desahuciado. Ese 5 de septiembre de 2024, Óscar Villegas tuvo un auspicioso debut con un 4-0 conseguido en el estadio de Villa Ingenio. Nueve meses después, el mismo rival vuelve a cruzarse en el camino de La Verde, en otro partido clave para las aspiraciones de clasificar a la próxima Copa del Mundo de la FIFA.
Esa goleada sobre la Vinotinto marcó un antes y un después fuera y dentro de la cancha; en buenas intenciones y en realidades. Bolivia venía de conseguir malos resultados y con bajo rendimiento tanto al mando del argentino Gustavo Costas como del brasileño Zago. Hacía falta un golpe de timón y la Federación Boliviana de Fútbol lo hizo, al nombrar como director técnico a Oscar Villegas Cámara. Con esa designación, hay que admitirlo, surgieron más voces críticas que de aliento, entre los espectadores y la prensa deportiva.
Villegas tenía hasta entonces un gran reconocimiento por su trabajo en divisiones inferiores, al frente de clubes y selecciones menores pero escaso recorrido en primera división. Su corto currículum incluía su paso por Aurora, un interinato en Bolívar y los dos últimos años al frente de Always Ready, encima, club del presidente de la FBF. Se plantearon las dudas sobre su capacidad para estar al mando de una Selección Absoluta en la considerada “eliminatoria mundialista más difícil del mundo”.
La otra gran decisión que causó polémica fue trasladar los partidos de local desde la ciudad de La Paz hasta El Alto. Es decir, a mayor elevación para buscar mayor afectación en el rendimiento físico de los visitantes. Y por si fuera poco, el nuevo entrenador en su convocatoria dejó en claro que la apuesta era privilegiar a futbolistas jóvenes, dejando de lado los veteranos casi cuarentones y nacionalizados llamados por sus dos antecesores.
El 4-0 fue el inicio soñado de este nuevo ciclo. El entrenador recibió el reconocimiento de propios y extraños, por conseguir una victoria convincente con un plantel remozado, que con su victoria saltó del penúltimo lugar al puesto siete que da opción de jugar el repechaje mundialista. Acto seguido vino la impensada victoria de visitante por 1-2 sobre Chile, que puso fin a una sequía de 31 años sin triunfos de visitante en las Eliminatorias. El último se había conseguido en 1993, por 1-7… frente a Venezuela.
Cono no hay segunda sin tercera, Bolivia hilvanó su tercera victoria consecutiva en una Eliminatoria, tras superar por 1-0 a Colombia. Esos nueve puntos la afirmaron en la tabla entre los equipos que incluso podían conseguir el pase directo a la cita mundialista en Estados Unidos. Se pasó directo, sin escalas, de la confianza al triunfalismo. Los hinchas ya no se conformaban con aplaudir un equipo “con futuro”, armando para “ganar experiencia” para apuntar a una clasificación al Mundial 2030. Estando en zona de clasificación, se pasó de la ilusión a la exigencia.
Y vino entonces el primer garrotazo: derrota por 0-6 de visitante ante Argentina. Pero como se trataba del campeón del mundo y líder de la Eliminatoria, se amplió el crédito a La Verde. Luego vino otra goleada, esta vez por 0-4 en suelo ecuatoriano. Llevar un equipo alterno no dio resultado, porque los que fueron reservados para el siguiente partido en El Alto cedieron un empate a dos goles ante Paraguay, que le encontró la vuelta a jugar en la altura. Todo se hizo cuesta arriba luego, porque se perdió ante un rival directo por la clasificación como es Perú con el 1-3 en Lima y se volvió a ceder un empate en casa con el 0-0 ante Uruguay.
De las tres victoria seguidas, que hicieron pensar en una Bolivia que repuntaba… pasamos a sumar apenas dos puntos de 15 disputados. Lo peor fue que los empates se sufrieron en casa. En un escenario en el que las derrotas de visitante son previsibles, no estaba en los planes dejar escapar cuatro puntos en El Alto. Volvieron entonces las dudas, las críticas.
Tras dos meses, se reanudan las Eliminatorias. Venezuela es ahora la que ocupa el séptimo puesto en la tabla que da opción de jugar el repechaje, con Bolivia un punto detrás. Por eso, es tan importante el próximo juego entre ambos, marcado para el 6 de junio. Las dos selecciones tienen el triunfo entre ceja y ceja, para ganar 3 puntos y en simultáneo evitar que el rival directo pueda sumar.
Luego de su mutuo enfrentamiento, a Venezuela le quedará visitar a Uruguay y Argentina, para cerrar ante Colombia en casa. En el papel, un panorama más accesible tiene Bolivia porque le toca recibir a un alicaído Chile que es colero, luego visitar a Colombia, para cerrar ante Brasil que para entonces ya estará clasificado y podrá prescindir de sus figuras europeas para realizar la visita al estadio de El Alto.
Pero antes de tomar la calculadora, la suerte de Bolivia pasa por sacar un buen resultado en la fecha 15, ante la Vinotinto. Los tiempos han cambiado, ya no es esa selección debilucha a la que derrotó de ida y vuela metiéndole de a siete goles en cada partido en 1993. Venezuela ha progresado, tiene muchos futbolistas en ligas europeas y un buen recambio por el trabajo que hace en divisiones menores.
Si vale de referencia, en la anterior Eliminatoria, cada uno ganó en su casa en los mutuos enfrentamientos. En el saldo final, Venezuela terminó última en la tabla… con Bolivia penúltimo. Más allá de la evolución de unos y desmejora de otros, se ha convertido en un duelo parejo. En unos días más, se volverán a ver las caras. En un partido que puede definir, en gran parte, su suerte en este camino hacia Estados Unidos 2026. Venezuela sueña con clasificar a su primera Copa del Mundo, mientras Bolivia añora volver, 32 años después, a una sede mundialista que la catapultó a la fama en el mundo futbolero, que le dio unos minutos de gloria que no supo prolongar.
Jefe de Telepaís en Unitel