Por Antonio FARÍAS GONZALES
|Fotos: Jorge Abrego y Patricia Pinto
El fracaso de la selección en las eliminatorias para el mundial de Catar tiene responsables: la dirigencia y su eterna lucha por el poder, olvidando que lo más importante en el fútbol es crear condiciones para una labor adecuada.
Los jugadores, que tienen su cuota parte en las derrotas y, obviamente, la responsabilidad que cabe al entrenador César Farías y sus colaboradores en la debacle de la Verde y en el contexto de un proceso defectuoso que empieza desde la punta de la pirámi-de, es decir la Federación Boliviana de Fútbol.
¿A QUÉ JUGÓ?
El público no supo muy bien a qué jugó la selección, cual fue el modelo de juego ¿Un equipo protagonista o mezquino? ¿De ataque combinado o directo? ¿Propositivo o especulativo?
Fue además la selección que mayor cantidad de jugadores convocó sin que nuestro universo de futbolistas con capacidad para afrontar torneos de esta envergadura sea amplio.
Farías manejó desde el principio un discurso, que muchos tacharon como demagógico, al afirmar, en términos grandilocuentes y frases supuestamente motivadoras, que existían grandes posibilidades de clasificar, logrando únicamente crear una tensión excesiva con la gente y buena parte del periodismo conocedor de la realidad del balompié nacional.
Cabe preguntarnos sin embargo si César Farías es el único culpable del descalabro, cuánto de culpa tiene o si es una víctima más de la perenne desorganización de nuestro fútbol.
Creo que el venezolano, como cabeza del cuerpo técnico de un seleccionado, tiene su porción en lo estrictamente futbolístico y no se le pueden achacar culpas ajenas que tienen que ver con la estrechez de miras e incapacidad de los dirigentes de la federa-ción.
Nos centraremos en las dos derrotas más dolorosas sufridas por Bolivia ante Venezuela y Chile que corresponden a las jornadas 15 y 16, respectivamente.
Es el propio Farías quien nos da luz verde, al reconocer públicamente su responsabilidad, para analizar los errores que pudo tener en sus decisiones y planteamiento de los partidos.
EL SISTEMA ANTE VENEZUELA
El venezolano insistió con un sistema de tres defensores y dos laterales-volantes, cuando este formato nunca le proporcionó seguridad defensiva actuando de visita y tuvo problemas de local aunque disimulados por enfrentar a rivales, Perú, Paraguay y Uruguay, que nunca atacaron.
En Barinas, Bolivia otorgó nuevamente grandes ventajas y Venezuela las aprovechó anotando cuatro goles que pudieron ser más.
Nuestra selección se paró con tres centrales en zona -no realizaron marca personal- a los cuales les costó una enormidad cubrir el ancho del terreno, sumado a esto la falta de aptitud de los laterales para ir y volver por su banda y los hombres de contención para ayudar a la última línea, dejando grandes espacios capitalizados con velocidad y precisión por los delanteros de la Vino tinto.
LA ELECCION DE LOS JUGADORES
La virtud básica de todo seleccionador es saber elegir a convocados y titulares.
A diferencia del conductor de un club , el seleccionador tiene la facilidad procedimental de escoger a los jugadores que encajen en su idea de juego.
Farías decidió por Diego Bejarano, un hombre habituado a transitar la raya lateral, como central por derecha y Jesús Sagredo, otro carrilero, como central por izquierda, más la presencia de Jairo Quinteros sin ritmo de competencia tras el receso.
Ramallo como lateral volante nunca fue una rueda de auxilio ni un aporte al juego creativo y de llegada al área rival.
La dupla Justiniano-Villarroel, para obstruir en el mediocampo y realizar los relevos, no resultó la adecuada para una buena com-plementación.
En un sistema que necesita de mucho tiempo de trabajo para encontrar un funcionamiento ideal, la improvisación puede provocar grandes problemas y a la postre derrotas.
LA CONTRATÁCTICA
Un partido de fútbol resulta atractivo no solamente por el enfrentamiento pleno de variantes, de acciones imprevistas e inspiración individual, sino también por el duelo que se establece desde la previa entre los directores técnicos.
A la propuesta de uno surge la alternativa del otro, a la táctica del primero la contra táctica del segundo.
Y en este rubro César Farías perdió claramente ante José Peckermann y toda su riquísima trayectoria internacional.
El argentino entendió rápidamente lo que debía hacer su equipo y destrozó el esquema del venezolano.
El técnico de la Verde no realizó cambios oportunos pese al mal funcionamiento del bloque defensivo en la primera etapa.
Saavedra, Chumacero y Enoumba ingresaron demasiado tarde, cuando el trámite y el marcador eran muy fa-vorables al local.
En el fútbol la inflexibilidad disfrazada de convicción siempre es mala consejera.
Algunos técnicos poco versátiles en la toma de decisiones mueren con la suya, mueren con las botas puestas, pero mueren.
POSICIONAMIENTO
El posicionamiento del equipo fue avanzado, con presión alta muy poco consistente, amagando fútbol asociado que Venezuela logró neutralizar, tempranamente en el cotejo, con orden y marca intensa.
Cuando el bloque de un equipo nacional está adelantado en el campo tiende a dejar espacios en el medio y atrás.
Las líneas bien juntas, coberturas bien hechas y un escalonamiento para no tener un equipo disperso son conceptos imprescindi-bles para no sufrir al atacar.
Nada de esto mostró Bolivia ante el seleccionado chileno..
¿Era necesario salir a enfrentar a Venezuela tan expuestos? ¿Contaba Bolivia, salvo Marcelo Martins, con delanteros de jerarquía para un planteamiento tan ofensivo?
Preguntas sin respuestas por ahora, de parte de los encargados de planificar el encuentro.
TE REGALO LAS BANDAS, Y ALEXIS SÁNCHEZ NO ME PREOCUPA
No es una frase de Farías, pero es lo que vimos en el partido ante el seleccionado de Chile.
Otra vez el sistema con línea de tres en el fondo regalando los laterales al rival que encaró la tarea, facilitada por la inoperancia de los bolivianos, buscando ha-cer daño a espaldas de los centrales.
Subía Isla, trepaba Suazo, aparecía la fuerza de Brereton y Alexis, encaraba con balón dominado y sin oposición, suficiente para ser superiores al anfitrión.
ELEGIMOS MAL
Se notaba la falta de pausa y creación en el medio, de combatividad, de osadía y velocidad en ataque.
Ramiro Vaca tiene como virtud esa fracción de segundo para pensar la maniobra que pide el desarrollo, Chumacero era posibilidad de lucha y pierna fuerte, Henry Vaca de habilidad, fuerza y atrevimiento, Abrego la velocidad para complicar adelante.
Todos estaban en el banco e ingresaron tardíamente. ¿Error u obstinación?
SE VA FARIAS
El venezolano César Farías cierra su ciclo, con muchas penas y casi nada de gloria, al frente de nuestra selección nacional.
Un técnico más en la historia repleta de frustraciones de las últimas dos décadas.
Hubiéramos querido que el final fuera otro, que marcara la diferencia, no fue así.