Los recuerdos de Mariscal Santa cruz
y el tridente de la selección
Por Antonio Farías Gonzales
Fue grato el encuentro con «Gitano» después de más de 40 años en la zona sur de La Paz. La idea surgió cuando en la redacción paceña dialogamos con Antonio -su hijo- que hoy presta servicios en esta revista deportiva. Juan está muy bien de salud y lleno de recuerdos de su paseo por el país como futbolista y técnico.
De Oruro recordó su paso por San José como técnico, y me recordó de mis inicios en la prensa deportiva cuando cum-plía funciones de «Puesto 2».
«Edgar (Tejerina) como no recordarme de ti, eras flaco, muy flaco y se me viene a la memoria un saco mostaza que tenías». Un abrazo y lágrimas contenidas testimoniaron ese gratísimo encuentro.
En el año de 1967 la ciudad de La Paz era distinta a la de estos tiempos que corren, menos poblada, tránsito vehicular no tan caótico, sin marchas ni bloqueos. Tampoco existían los rascacielos que hoy adornan el cielo paceño.
Cierta ingenuidad de la gente también, tímida pero amable. Eso sí, el habitante de la sede de gobierno era tan futbolero como ahora , como siempre. La expectativa del hincha al iniciarse la temporada era conocer a los futbolistas que reforzarían cada uno de los clubes.
El dominio de The Strongest y Bolívar no era nítido, Always Ready, Municipal, Universitario, Chaco Petrolero y otros les disputaban títulos y torneos a los grandes paceños.
Muy pronto se uniría a ese grupo un equipo que marcaría época, el Mariscal Santa Cruz Northern, perteneciente a las fuerzas armadas, que logró conjugar gracias al buen ojo de sus dirigentes y la sabiduría de su entrenador Félix deheza, un respetable plantel y una delantera que sería de las mejores en la historia, conformada por el cochabambino Remberto «Chembo» Gonzáles, el santigueño Juan Américo “Tanque» Díaz, y el tucumano Juan «Gitano» Farías.
Fue también el trio ofensivo titular de la selección nacional y lograron con su club lo que nadie hasta hoy, conquistar un título interna-cional oficial Conmebol: campeones de la Recopa Sudamericana en 1970.
El Gitano Farías llegó a La Paz un día de marzo de aquel 1967 desde su natal Río seco, localidad ubicada al sur de la provincia de Tucumán.
Cambió la bucólica tranquilidad de su pueblo por el ajetreo de la capital andina. La familia y los amigos de infancia por una soledad inicial. Su profesión de oficial técnico en el ingenio de Providencia y su joven prestigio como integrante del decano Atlético Tucumán por la camiseta celeste y blanca del cuadro militar.
Lo trajo un empresario salteño, Luis Ovejero, para reforzar el ataque de Bolívar, pero en una extraña maniobra dirigencial término firman-do para Mariscal.
«El empresario me dijo que iba a formar parte de un club muy grande que era Bolívar, llegué a La Paz y casi de inmediato un par de dirigentes militares se interpusieron a la intención de Ovejero y me condujeron al hotel Italia, para luego llevarme al entrenamiento de Mariscal Santa Cruz en el estadio obrero de la zona de Miraflores».
«Recuerdo que el mandamás del club era el general Alfredo Ovando quien luego llegaría a ser Presidente de la República «.
No tuvo tiempo de extrañar su Tucumán querido , fue recibido por sus compatriotas Víctor Montoya y el “Tanque Díaz” quienes, con una parrillada de por medio y un hábil trabajo de convencimiento , lograron que se quedara», …entre la camaradería de mis compañeros y la insistencia de los directivos, decidí quedarme por un tiempo y, por supuesto, me sentí a mis anchas, me adapté rápidamente a la ciudad, a su gente, al clima, y al fútbol boliviano».
Decidió quedarse «por un tiempo» pero se quedó para siempre.
Meses después contrajo matrimonio con Carmen Virginia González, y tuvo dos hijos: Antonio y Sara del Carmen.
FAMILIA DE FUTBOLISTAS
Su padre, Nicolás Amancio, fue jugador de Providencia de Tucumán. Sus hermanos, Enrique y Carlos, vistieron las casacas de varios clubes del profesionalismo argentino como All Boys, Gimnasia y Tiro, San Martín y algunos más.
—¿ Recuerda su debut en Bolivia?
—Fue casi enseguida, jugamos contra 31 de octubre que contaba con un gran plantel y había conseguido la hazaña de quitarle un invicto de casi cuarenta partidos a Racing de Avellaneda. Debutó con un gol y se lo hizo a uno de los porteros campeones Sudameri-canos del’63 , Isaac Álvarez: «Un verdadero golazo de casi treinta metros, eso me motivó y me animo a continuar”.
— ¿Y la altura?
— La verdad… ni la sentí.
A MUNICIPAL
Luego de Mariscal, pasó a Municipal con el cual alcanzó el título de campeón paceño y subcampeón nacional.
«Era un equipazo, con jugadores como Adolfo Flores, Nicolás Linares, Mario Rojas, Montoya, Julio Torrez, el cruceño Lladó, Pablito Valdivieso…»
Luego de disputar la Copa Libertadores con el equipo edil, se enfundó la camiseta de un grande, The Strongest.
«Otro gran plantel, con figuras como Galarza, Angulo, Fontana, Liendo, Bastida, Wilfrido Cañelas y Juan Peña. Salimos campeones invictos de La Paz y campeones nacionales en 1974».
Tuvo un breve pero exitoso paso por 31 de octubre, para retornar al Tigre hasta la creación de la Liga , cerrando su carrera en Indepen-diente Unificada de Potosí.
ENTRENADOR
El equipo que cerró su trayectoria como futbolista —Independiente Unificada— le permitió iniciarse como entrenador.
«Dejé el futbol como jugador y, aunque había recibido la oferta de Blooming para continuar, me sedujo la idea de conducir un plantel. Hice los cursos correspondientes, realicé visitas técnicas en Argentina y me calcé el buzo de director técnico”.
Una muy buena campaña con los potosinos llegando a disputar instancias finales le abrieron las puertas para dirigir el año siguiente a San José.
«Después llegué a The Strongest como asistente de Ramiro Blacut quien dirigía a la selección. Dirigí al equipo en una gira por Paraguay y Perú, donde enfrentamos a la selección peruana clasificada al mundial de España, contra la cual empatamos, en un resultado bas-tante comentado y elogiado por la prensa.»
Blacut retornó para dirigir a los aurinegros, pero en la quinta fecha renunció por malos resultados y Juan Farías quedó a la cabeza del equipo. «Agarré el equipo y estuvimos quince partidos sin perder, logramos salir campeones y clasificar a la Libertadores donde enfren-tamos a River y Boca».
Después siguieron los banquillos de Municipal de La Paz, Cooperativas de Potosí, otra vez The Strongest -un nuevo título nacional conseguido en 1987- Litoral, Universitario de Sucre, una gran campaña con San José naciendo la década de los ’90, Petrolero, nueva-mente The Strongest, Guabirá, Independiente Petrolero, y finalmente, Mariscal Braun y un breve paso por la asociación cruceña, forman parte de su vasta y exitosa carrera dirigiendo.
—¿Tuvo oportunidad de dirigir la selección?
—Sí, luego de salir campeón con Strongest estuve entre los candidatos, pero debía dirigir al equipo en la Copa contra los colombianos. El elegido finalmente fue el argentino Nito Veiga. No fue una frustración, pero por supuesto que me hubiera gustado mucho ser el con-ductor de una selección cuya camiseta defendí con honestidad y eficacia».
EL FÚTBOL DE HOY
También estuvo dedicado a un proyecto propio en divisiones menores. «Era una escuela de fútbol con mi nombre y fue muy satisfacto-rio, muchos chicos y bastante talento. Faltó apoyo para continuar y ver resultados a largo plazo en un aspecto olvidado por la dirigen-cia del fútbol profesional como es el trabajo en divisiones menores».
Este episodio nos permite abordar un tema álgido , la coyuntura del fútbol boliviano. «La participación de la selección en las presentes eliminatorias es un verdadero fracaso. El técnico no estuvo a la altura de las exigencias, y la dirigencia de la Federación se aplazó. Sin embargo no es un hecho aislado, sino la realidad que sufre nuestro balompié.»
Es taxativo al afirmar que los problemas nacen en la falta de formación y pocas apariciones importantes en los torneos locales. «Los equipos bolivianos no salen de un nivel técnico muy poco competitivo, en el cual están sumidos hace mucho tiempo. Nuestro fútbol está estancado, no avanzamos, y es más, hemos retrocedido en el concierto sudamericano, falta categoría internacional aunque con-tamos con figuras de jerarquía como Marcelo Martíns, pero son muy escasos”.
—¿Cómo ve el fútbol actual en el mundo?
—Muy competitivo, rápido y difícil. Con muchos incentivos económicos que no existían en mi época, premios jugosos, pero la calidad técnica, la habilidad, es similar, en eso no encuentro grandes diferencias.
—¿Qué le dejó el fútbol en el aspecto económico?
—Muy poco. En mi tiempo los contratos no se respetaban. Los sueldos y premios no eran cuantiosos.Uno podía ganar algo importante con el monto de la prima, pero nunca se cobraba completa, los arreglos eran forzados y siempre desfavorables para nosotros. Las instancias jurídicas y legales de las que disponen los futbolistas hoy por hoy no las teníamos, y los dirigentes abusaban por eso la gran mayoría de mis excolegas no hizo diferencia, no tienen empresas, negocios ni grandes propiedades.
Más allá de estas decepciones en lo financiero, el “Gitano” reconoce que es muy feliz por lo alcanzado en lo deportivo. «Muchos éxitos, amigos y satisfacciones, y sobre todo la formación de una hermosa familia: hijos y dos nietos maravillosos, Gabriel Omar y Esteban Daniel».