El Alacrán con su lente afilada: una crónica visual de Luis Jorge Ábrego
POR LISBETH NUMBELA
Donde sea, pero mejor en el universo donde la luz danza con el movimien-to, donde la emoción se congela en un instante preciso, habita un hombre con ojo de halcón y pulso firme: Luis Jorge Abrego Alanes, el «Ala-crán», un nombre que evoca precisión y agudeza, cualidades que definen su trayectoria de 35 años como periodista gráfico.
Su historia, tejida con pasión, entrega y un perfeccionismo implacable, se cruza con el nacimiento de «Viva Sport» en el año 2000, un proyecto que marcaría un antes y un después en la cobertura deportiva boliviana.
Invitado por Edgar Tejerina Casablanca, Ábrego aceptó el reto de sumarse al staff, intuyendo que se abría ante él un nuevo territorio para explorar con su lente. No se trataba solo de tomar fotos; era una invitación a narrar his-torias sin palabras, a capturar la esencia misma del deporte: la tensión en el rostro de un atleta antes de la competencia, la explosión de júbilo tras una victoria, la desolación de la derrota.
«En la fotografía deportiva se trata de transmitir las emociones dentro el juego, así como los festejos, las alegrías y también la desazón», confiesa Ábrego, revelando la profundidad de su compromiso con la imagen.
Desafíos
Los inicios de «Viva Sport» fueron un desafío, como todo nuevo emprendi-miento. Había que encontrar una voz propia, un sello distintivo que impac-tara al público. El aporte de Ábrego fue crucial: la búsqueda de la «pose», ese instante único que condensaba la fuerza, la gracia y la personalidad del deportista. La primera portada, un hito en la historia de la revista, tuvo como protagonista a Mauricio Méndez Roca, a quien se buscó retratar como el piloto-capitán del equipo Aviador. La anécdota de la búsqueda frenética de la indumentaria adecuada, la gorra y los guantes que darían el toque final a la imagen, revela el cuidado meticuloso que se puso en cada detalle. Aque-lla primera fotografía, destinada a un personaje reconocido en los medios, generó en Ábrego una emoción palpable, el presentimiento de estar creando algo importante.
El trabajo del periodista gráfico es un oficio de sacrificio, un ballet entre la técnica y la intuición. Requiere conocimientos profundos de cada disciplina deportiva, dominio de la luz, adaptación a las inclemencias del tiempo, ma-nejo de velocidades de obturación, ráfagas y barridos para congelar el mo-vimiento en su máxima expresión.
«El trabajo es sacrificado porque te lleva mucho tiempo hacerlas y se recoge mucho material y algunas veces se te hace difícil la selección de las mejores imágenes», reconoce Ábrego, consciente del esfuerzo que implica la búsque-da de la imagen perfecta.
Recuerdos
Entre las anécdotas que atesora en su memoria, brillan con luz propia los partidos de la selección boliviana que clasificó al Mundial USA 94. «Fui a casi a todos los partidos de esa época, pero lo mejor fue que viajé a Santa Cruz a despedir a la selección nacional rumbo a los Estados Unidos», re-cuerda con nostalgia.
Otra historia, teñida de humor, evoca los primeros tiempos de distribución de la revista, cuando los canillitas, con su particular estilo, «extorsionaban» al equipo para asegurar la venta. Aquella visita a su sede, con bebidas al-cohólicas como ofrenda de paz, selló una relación que, con el tiempo, se tornaría fructífera.
Mantenerse vigente en el mundo del periodismo, especialmente en un con-texto económico desafiante, no ha sido tarea fácil. La dependencia de los auspiciadores ha supuesto un obstáculo constante, pero «Viva Sport», gra-cias al talento y la dedicación de su equipo humano, ha logrado consolidarse y perdurar. Para Ábrego, la revista no es solo un trabajo; es una familia, y Edgar Tejerina, un hermano.
«Crecí porque la revista te exige, toda edición siempre es un reto, tanto en el factor humano, porque para cada tapa o fotos de interior tengo que pen-sar cómo sería o imaginar cómo se verá el trabajo final», reflexiona Ábre-go, evidenciando el compromiso que mantiene con cada proyecto. Su visión a futuro se centra en la implementación del reconocimiento al deportista del mes o del año, un justo homenaje a quienes entregan su vida al deporte.
«Alacrán» con su lente afilada
Luis Jorge Abrego Alanes, el «Alacrán», con su lente afilada y su corazón apasionado, ha dejado una huella imborrable en el periodismo gráfico boli-viano. Su trabajo, que ha recorrido medios como Presencia, El Diario, Agencia de Noticias Fides, Agencia Gráfica APG y actualmente la Agencia Internacional EFE, es un testimonio de la fuerza de la imagen para contar historias, para transmitir emociones y para inmortalizar instantes que, de otra forma, se perderían en el tiempo. Su legado es una invitación a seguir mirando el mundo con ojos de asombro y a capturar, con cada disparo, la esencia misma de la vida.