Por Antonio Farias Gonzales
Terminó el sufrimiento, y de la peor manera, con una goleada en contra ( 0-4 ) ante Brasil en el estadio «Hernando Siles» de La Paz.
Culminó el vía crucis de la selección en las eliminatorias y los dos partidos finales, el mencionado frente a Brasil y el de Colombia, dejan enormes dudas en relación al futuro del fútbol boliviano en general, y el de la Verde en particular.
Porque ha quedado demostrado que no basta con renovar, para colmo en la selección mayor, que debería ser la culminación de un proceso, en lugar de un espacio para ganar experiencias o algo parecido.
No basta, porque los nuevos integrantes deberían tener una base sólida, aún no consolidada pero suficiente, para competir en el más alto nivel. Base con la cual estos muchachos, y este equipo, no cuentan todavía.
Estamos lejos, muy lejos, del resto de países sudamericanos y ni que decir de Europa.
Estamos lejos no solamente en lo futbolístico como la táctica, la técnica, la estrategia, o los aspectos físico y mental.
Estamos a años de distancia en lo que se refiere a estructura, organización, infraestructura y formación.
Carecemos de un plan, proyecto o programa para empezar ya mismo y lograr resultados en ocho años, más o menos.
Pensamos en un entrenador de primer nivel, pero los dirigentes no se han preguntado en qué condiciones realizará su trabajo. Ingenuidad o supina ignorancia.
Colombia y Brasil aplastaron a Bolivia con un juego maduro, consistente y jerarquizado . Los futbolistas dirigidos por el venezonalo César Farías fueron enviados como ovejas al matadero, improvisadamente, como triste corolario de la debacle.
Los menos culpables son los jugadores, que hicieron lo que pudieron y no podían más.
COLOMBIA BAILÓ
AL RITMO DEL FÚTBOL CAFÉ
Noventa minutos durante los cuales Bolivia no remató al arco rival, arrinconados, ordenados en un principio y luego pagando el precio de la falta de experiencia y jerarquía de varios.
El toque colombiano, pausado e insistente, machacón, terminó por doblegar la débil oposición de nuestro equipo.
Y el desequilibrio llegó por la banda izquierda del ataque local, en los desbordes y habilidad del hombre del Liverpool inglés, Luis Díaz , quien desparramó a Enoumba las veces que quiso.
RESPUESTAS ENDEBLES
A LOS DESAFIOS TACTICOS
En fase defensiva nuestra selección permaneció ordenada en la primera etapa. Con cinco defensas y dos volantes de contención más dos extremos que bajaban al mediocampo.
La idea era cubrir los costados y cerrar los accesos por el medio. Se hizo con disciplina y sin altibajos hasta que llegó el primer gol y todo se vino abajo como un castillo de naipes.
Colombia ganó por tres goles de diferencia, y Bolivia partió de Barranquilla con el sueño, solo eso, de cerrar su participación con un triunfo ante Brasil en La Paz.
¿Cuánto más será Marcelo Martins líder en el ataque , con fuerza y capacidad goleadora ?
Quién sabe. Lo cierto es que detrás del goleador de la última eliminatoria mundialista no aparece nadie.
César Farias no deja casi nada. Con lo que vimos en el desenlace rumbo a Catar 2022 no alcanza… no alcanza.
Deben aparecer otros futbolistas para potenciar y hacer de Bolivia una selección competitiva.
¿Pero dónde están esos otros? ¿Cuándo aparecerán? ¿De dónde los sacamos?
BRASIL BAILÓ CON ALTURA
AL RITMO DE SAMBA
Las megaestrellas brasileñas pisaron el «Hernando Siles» con ánimo ganador, decididos a mantener el invicto y vencer en La Paz luego de cuarenta y dos años. Lo lograron con base en una gran aplicación táctica, exquisito manejo del balón y un despliegue físico sorprendente.
Arrasaron con Bolivia. Salvo veinte minutos iniciales con el plantel anfitrión jugando de igual a igual, todo fue de la verde amarelha.
Sólo Henry Vaca intentó, con osadía y atrevimiento, algo más, pero sin acompañamiento ni una idea de juego de conjunto.
La goleada en contra provocó fastidio y tristeza en el aficionado pero también resignación, pues en la cancha se vio una enorme diferencia entre uno y otro combi-nado.
Los futbolistas de la Verde nunca bajaron los brazos, pactaron un ida y vuelta constante, y en el mano a mano terminó imponiéndose claramente la jerarquía y el fútbol voluptuoso de Brasil.
¿ HAY ALGO PARA RESCATAR ?
Solamente algunos nombres, jóvenes, que conformarán la base del seleccionado nacional para el siguiente ciclo. Nombres que permiten tener cierto optimismo pero si existe planificación y trabajo, de lo contrario el fracaso -nuevamente- está asegurado. Jairo Quinteros, Luis Haquim y José María Carrasco, junto a Demiquel, son marcadores centrales de buena contextura y roce internacional pues actúan en el exterior.
Uno de los déficit principales de nuestro balompié es la ausencia de zagueros, y los mencionados pueden tapar el hueco.
Franz Gonzáles, Moisés Villarroel, Gabriel Villamil y José Herrera, con la capacidad, a ser trabajada, de desdoblar su función en la marca y apoyo en ataque. Por ahora de mentalidad sumisa, deberán transformar su timidez en el campo en una agresividad bien entendida, sin desbordes.
Henry Vaca, Roberto Carlos Fernández, Jaison Chura, pocos y de rendimientos desparejos, para soñar arriba. Henry parece el de mayor madurez, su compañero de Strongest, Chura, es talento y punto, cuando alcance el equilibrio entre habilidad, inteligencia y sacrificio, será un aporte importante.
El hombre de Bolívar, Fernández, tiene altibajos y grandes lagunas durante el desarrollo del partido pero es uno de los escasos valores con virtudes ofensivas desde su función de lateral.
¿ Cuánto más será Marcelo Martins líder en el ataque , con fuerza y capacidad goleadora ?
Quien sabe. Lo cierto es que detrás del goleador de la última eliminatoria mundialista no aparece nadie.
César Farias no deja casi nada . Con lo que vimos en el desenlace rumbo a Catar 2022 no alcanza…no alcanza.
Deben aparecer otros futbolistas para potenciar y hacer de Bolivia una selección competitiva. ¿ Pero dónde están esos otros ? ¿ Cuándo aparecerán ? ¿ De dónde los sacamos ?