El tenista cochabambino con una beca como pasaporte llegó a Estados Unidos. Pronto será un ingeniero en sistemas y luego quiere seguir los pasos de Hugo Dellien, apuntando a ser un tenista profesional. Diego comenzó a practicar fútbol a los 5 años de edad convirtiéndose ya desde pequeño en un buen jugador de su categoría y múltiple campeón con la camiseta de “Pelota de Trapo”. La escuela del mundialista William Ramallo, juntó por muchos años a los once de ese grupo, y cosechó muchos títulos en torneos locales.
Esa cadena de éxito se convirtió en rutina para el pequeño Diego Eduardo Piérola Lara, por lo que decidiera experimentar en el tenis, depor-te que practicaba en su colegio. «Veía a compañeros que se divertían mucho en ese deporte, viajaban y tenían alguna ventaja en el co-legio para con sus quehaceres, entonces decidí volcarme a esa disciplina».
A los 10 años empezó a jugar tenis, en un principio con un grupo de chicos pero, cuando su padre vio su potencial, empezó a apoyarlo hasta lograr subir en distintas categorías. Diego Eduardo cuenta que ganó cetros en los grados 3, 2 y 1 compitiendo desde los 14 años en las cate-gorías de singles y dobles.
El joven tenista nacido en Cochabamba el 22 de abril hace 21 años hoy radica en los Estados Unidos, donde estudia y juega tenis a la vez. Esta expedición internacional llena de orgullo a sus padres Edwin Fernando y Cecilia Jimena, que lo alientan, lo apoyan en todas sus inquietudes y es que «Chinito» Piérola con las notas en la universidad hincha de orgullo sus corazones.
Adriana Fernanda (28) es su única hermana que también radica en el país del Norte y recuerda con mucho cariño, «que ella jugaba al fútbol un tiempo, pero mucho más se inclinó por el estudio. Gracias a ella estoy donde estoy, supo orientarme».
Diego admite que Adriana Fernanda fue de la idea de optar por una beca tenística internacional desde el colegio Calvert donde culminó exitosamente sus estudios. «Buscar una beca para el fútbol en 2017 era difícil de encontrar, así que aliste mi video con lo mejor del tenis, lo mandé y me hablaron de muchas universidades de Estados Unidos, así que me aliste y partí».
El joven tenista reconoce que su incursión en la universidad norteamericana cambió su vida. Hoy pese a jugar buen tenis, es un estudioso y que por sus notas logradas (3,6 sobre 4) renueva periódicamente su beca académica. «La verdad que me va bien, mis padres están encanta-dos y se que se sienten muy orgullosos de mi».
El encuentro de Diego fue en las instalaciones del Club Tenis Cochabamba, donde sus funcionarios y empleados lo recibieron con cariño, pues las canchas de polvo de ladrillo saben de su paso y sus triunfos. «Me inicié en el Club Municipal, luego me vine al Club Tenis Cocha-bamba y cuando vengo al país tomo mis clases con el profesor Daniel Miranda».
Edwin, el popular «chino» Piérola, ex golero y dirigente de Wilstermann y ex piloto de automovilismo es su padre. «Que puedo decir de mi hijo, verlo realizar sus sueños y lograr sus metas me llenan de felicidad».
POCO APOYO EN BOLIVIA
Dieguito que es amante de lo nuestro, hace una pausa para hablar del deporte en casa y se queja a nombre de todos los deportistas aficio-nados en el país. «Es difícil, muy difícil hacer deporte en el país. Nos falta ayuda, nos faltan políticas deportivas. Cuando uno sale al exterior ve la diferencia y por ello muchos buenos deportistas migran».
En su universidad, el estudio y el deporte van de la mano. Tiene entrenadores grupales, planes de entrenamiento en el orden físico y técni-co, sin descuidar el plan alimentario. Tuvo que ponerse al nivel a poco de llegar a la U. «Yo estoy en el nivel 2, es como competir en torneos internacionales. En la U es todo por equipos, alto nivel y mucha exigencia. Aprendí bastante».
El joven Piérola Lara asevera que en Bolivia tenemos un déficit en el trabajo mental. «Es algo en lo que se trabaja mucho en la universidad, aprendí bastante y eso me ayudó muchísimo para lograr la mejoría que hoy experimento».
Insiste en que el trabajo es tranquilo, concentrados en los horarios destinados a las tareas física, gimnasio y el propio tenis. «Ahí uno crece-mentalmente y mucho».
Cuenta que la labor comienza a las 6 de la mañana con una hora en cada especialidad y que se intercala con el estudio. Es fuerte el estudio y el deporte. «Hay horario para mejorar la musculación, al irme pesaba 76 kilos y hoy peso 82, subí en musculatura». Calza 44.
Diego prefiere jugar en dobles donde reconoce que es su fuerte. Tiene fuerza en las boleas y el cruce. “Reacciono bien en la red y es ahí donde pongo en práctica las enseñanzas de mi papá, que como buen golero me enseñó a acortar los ángulos, como lo hacia jugando en el arco. Aprendí bastante de él, y siempre recuerdo que estuvo a mi lado en mi formación. En el fútbol estaba al borde de la raya de cal, en las graderías de las canchas de tenis y mi mami, pese a su recargada labor en su trabajo, no deja de llamarme por el celular, es como tenerla a mi lado».
PROFESIONAL
Diego estudia Administración de Empresas, y Marketing en Harding University de Arkansas donde esta desde hace tres años, lo mismo que su enamorada Fernanda. En dos semestres más culmina sus estudios y ve poco probable su pronto retorno al país del que extraña mucho tantas cosas, principalmente a sus papás y un plato de sillpancho. «Deseo seguir estudiando hasta lograr una visa-trabajo y poder ejercer hasta conseguir experiencia y posteriormente volver a esta linda tierra donde extraño la paz, sus calles, los amigos, la comida y muchas cosas más».
A Diego le gustaría profesionalizarse también en el tenis. «Es difícil, pero la estoy pensando. No hay apoyo en Bolivia, afuera si hay más chance. Podría ser en dobles, donde aprendí mejor. Tuve como compañeros al paceño Luis Felipe Tirado, que ya se graduo, a Francis, Arturo Melean y el mexicano Pablo Treviño».
Diego Pierola Lara, es otro deportista nacional que brilla y con luces propias en el exterior buscando un mejor futuro. No deja de soñar con volver y cooperar en el crecimiento de Bolivia.
«Bolivia es un lindo país, y que necesita apoyar mucho a toda la juventud».