El deportista boliviano más ganador de todos los tiempos, el próximo 19 de diciembre recibirá en Cochabamba el Premio Uno, que anualmente entrega el Sindicato de Trabajadores de la Prensa de Cochabamba en un acto solemne a realizarse en el Gran Hotel Cochabamba.
El joven deportista Conrrado Moscoso Serrudo, que nos llenó de felicidad este año, ratificó una vez más su gran cariño al país y renunció a migrar descartando muchas ofertas de otros países a los que les llenó los ojos con su excelente juego de primer nivel.
Conrrado, edificó paso a paso esta gran historia llena de satisfacciones, con el apoyo económico de su familia. El ascenso a la cima mundial no es cuestión de casualidad, sino de sacrificio, perseverancia y fidelidad y eso lo sabe muy bien su padre y toda su familia. Este hombre que hoy por hoy es el mejor del Raquetbol en el mundo, recibirá el galardón que la prensa deportiva de Cochabamba entrega a los mejores de la temporada.
No hubo necesidad de votar ni evaluar sus brillantes antecedentes, ya que sus actuaciones en torneos nacionales e internacionales, son más que suficientes. Sus medallas internacionales se cuentan como inéditas para el país; sus títulos a nivel nacional –donde lleva más de una década sin derrotas– superan todos los registros. Conrrado pulverizó todos los hitos del deporte boliviano.
«Yo amo al país», dijo cuando descartó ofertas internacionales. Ama la tricolor, pero ahora si necesita ayuda para mayor roce internacional y defender el título mundial logrado en México.
Todo comenzó cuando tenía ochos al influjo de su padre, y con los años fue avanzando a paso firme.
El Premio Uno, es un justo reconocimiento para el mejor deportista del país en la temporada. Aquel deportista que estuvo por inclinarse por el fútbol, optó por la raqueta, su compañera de todos los días.
Moscoso es el hijo mimado en Chuquisaca, donde reconocieron su esfuerzo y gozaron de su presea dorada lograda en el Mundial.
Luis y Karina, sus padres, pese a las discrepancias al inicio de su carrera, hoy no escatiman ningún esfuerzo económico para los viajes a los torneos, así también su vestimenta, transporte, alimentación y hospedaje. «Ayuda, no hay mucha. Muchos prometieron, pero todo quedó en eso. Por ello soy un agradecido a mis papás».
Por ahora sus estudios universitarios quedaron congelados. Estaba estudiando ingeniería comercial. «Tengo un tiempo más para el deporte, pero luego me dedicará al estudio, es algo que prometí a mi familia».