Por Antonio Farías Gonzales
Ganó Bolivia de visitante, luego de treintaiún años cuando Venezuela – en 1993- recibió siete goles del plantel dirigido en ese entonces por Xavier Azkargorta.
Vencer de visita ya parecía imposible, menos a Chile, selección con la cual simplemente se había conseguido tres empates a lo largo de más de seis décadas de eliminatorias.
Bolivia triunfó con Oscar Villegas Cámara a la cabeza, con el rótulo de equipo renovado, con la etiqueta facilona y repetida de adversario «fácil» fuera de La Paz.
Y la Verde trajo la victoria (resonante, merecida, sufrida, heroica) desde Santiago. Con los chicos, los muchachos, los jóvenes… los pibes, diría algún amante del lunfardo porteño.
El corazón tiene sus razones que la razón no conoce. La actuación boliviana tuvo mucho de corazón, de moral combativa, de espíritu de lucha y de sacrificio, por eso emociona, pero también tiene razones vinculadas a la inteligencia, a la prestancia, al esfuerzo físico, al funcionamiento de conjunto, y todo esto gratifica la razón, la mente, porque la hazaña boliviana también. Fue lograda con el cerebro, las piernas y el talento.
VILLEGAS ELIGIÓ EL SISTEMA 4 – 5 – 1
Flexible en su evolución durante los noventa minutos, elástico para disponer el ánimo en un ida y vuelta constantemente y además desgastante, impermeable para los jugadores chilenos quienes batallaron y nunca encontraron el resquicio para el remate cómodo, salvo dos llegadas con sendos cabezazos.
Línea de cuatro con Diego Medina y José Sagredo por los laterales, Luis Haquin y Marcelo Suárez como centrales.
Tres hombres en la línea de contención, basculando a lo ancho, tapando espacios por el centro, liberando a Robson Matheo por momentos para acompañar en la creación.
Miguel Terceros y Roberto Carlos Fernández por las bandas, en desdoblamiento permanente, tapando a los laterales rivales, ganando las espaldas de los mismos en ataque.
Y un delantero – Carmelo Algarañaz- para correr, acompañar, elaborar, aguantar y anotar.
Fue un todo compacto, con las líneas juntas, administrando los espacios como un acordeón que se achica y se agranda armoniosamente.
El virtuosismo de este equipo estuvo en su capacidad para manejar un esquema distinto al de Villa Ingenio, más defensivo pero ambicioso, sorprendiendo a propios y extraños.
FIRMEZA DEFENSIVA
Bolivia estuvo muy bien parada atrás, firme ante los embates desesperados de los chilenos, sobre todo en la segunda etapa.
Lograda la ventaja en el marcador, el representativo nacional salió a tratar de sostener el trámite en campo contrario con una presión alta insinuada pero no del todo lograda pues las piernas no aguantaron, ahí es cuando tuvo que refugiarse en una defensa cerrada pero sólida e inquebrantable.
Bolivia también realizó presión tras pérdida en todos los sectores del campo, muy importante para desactivar los contraataques rivales.
Hubo en los integrantes nacionales una voluntad férrea de establecer superioridad numérica sobre el hombre que llevaba la pelota en una labor defensiva de conjunto eficiente y concentrada.
RETROCESO VELOZ Y ORDENADO
Algo que el combinado nacional debía modificar rápidamente era la deficiencia en el repliegue. Gustavo Costas y Carlos Antonio Zago no lograron fortalecer este aspecto en la fase defensiva, y fue el talón de Aquiles en los primeros encuentros por eliminatorias y especialmente en la Copa América.
Con Villegas se pudo hacer un retorno a posiciones de retaguardia veloz, perfilado, ordenado e intensivo, pues tras la presión se volvía a campo propio masivamente, el tiempo defensivo casi siempre fue superior al del ataque chileno.
CONTRA ATAQUE LETAL
El primer gol de Bolivia es la demostración que con decisión y acompañamiento cualquier contraataque puede terminar en gol. No aquellos realizados con un sólo hombre, como en una aventura destinada al fracaso, sino realizados con el manual bajo el brazo: dos llegando y uno cubriendo el espacio más lejano. Empezando la transición en un sector y terminando en el lado contrario, rápido y punzante.
Bolivia tuvo potencia y mostró inteligencia para ocupar los espacios ante la desorganización del local en el gramado del estadio Nacional de Santiago.
Las transiciones rápidas hacia adelante, contraatacando rápidamente, sin permitir la reacción del rival, es un arma que la selección de Villegas ha demostrado que sabe utilizar no sólo de visitante sino también ante Venezuela en El Alto.
PROLIJA SALIDA PARA INICIAR LOS ATAQUES
Salir jugando desde el fondo es un aspecto de la fase ofensiva imprescindible para mantener la posesión sin regalarle la pelota, al contrario, pero también es un riesgo para el arco propio si se pierde el esférico en las cercanías del área.
Sin embargo, Bolivia añadió a los conceptos ofensivos la salida prolija desde el arco, y se equivocó poco. También sacó el balón a segunda línea sobre la raya lateral y algunas veces balones directos al centro delantero cuando Chile realizaba presión alta.
Una de esas salidas, prolija, lujosa, armoniosa, terminó en el segundo gol. Preciosa maniobra ofensiva de conjunto que culminó en el golazo de Terceros para darle la victoria a este combinado Verde remozado y renovado.
ESTATURA ANÍMICA
Ayudó mucho la goleada a favor contra Venezuela para iniciar el ciclo con una convicción y confianza inusuales en los últimos años, extendidas al partido contra Chile.
Bolivia fue imbatible en lo emocional, mantuvo la concentración, nunca se descontroló, sus jugadores estuvieron atentos al detalle: coberturas, relevos, marcas, perdieron pocos duelos y fueron capaces de corregir, solidariamente, errores del compañero.
También se notó este punto de inflexión anímico en la habilidad para superar la adversidad luego del empate injusto de Vargas. Inmediatamente vino la reacción boliviana que tuvo como desenlace sorpresivo, por las circunstancias y los antecedentes, en la segunda conquista en el arco mapochino.
El ítem de fortaleza anímica, Bolivia sacó un diez redondo.
LOS BASTIONES
GUILLERMO VISCARRA
Ingresó en un momento delicado tras la lamentable lesión de Lampe. Se paró firme en el arco y transmitió confianza a sus pares, además de atajar dos balones muy difíciles.
JOSÉ SAGREDO
Experiencia y eficiencia, tanto en labor defensiva, coadyuvando al orden, y en ofensiva (puso un hermoso pase a Fernández en el inicio de la jugada del segundo gol), en una actuación para recordar.
ERWIN VACA
El joven futbolista de Bolívar apareció en la formación titular sorpresivamente, se colocó en la zona del. volante posición al y jugó un gran partido, mostrando prodigalidad, personalidad y eficacia.
ROBERTO CARLOS FERNÁNDEZ
La figura del partido. Veloz, potente, resolutivo, productivo, con gran despliegue en la banda izquierda, dos asistencias y generosidad para atacar y defender. Queremos verlo siempre así, cuenta las condiciones suficientes para ser uno de los mejores volantes por izquierda de Sudamérica.
MIGUEL TERCEROS
Golazo, el del triunfo, en gran definición, plena de habilidad y oportunismo.
Gran cotejo del hombre del Santos Fútbol Club de Brasil.
CARMELO ALGARAÑAZ.
Delantero de todo el frente, bajando inclusive un poco en el campo de juego para participar en la elaboración. Recorrido, voluntad y gol.