Para el ex árbitro Óscar Soria, el nivel del arbitraje boliviano está mal porque el proceso de capacitación no ha sido llevado dentro del tiempo adecuado y suficiente. Afirma que el VAR le ha quitado la confianza y concentración al árbitro.
Para mejorar pide empezar de cero y una urgente reestructuración a nivel de la Comisión de Árbitros de la Federación Boliviana de Fútbol.
—¿Cómo analiza el nivel del arbitraje boliviano?
—Hoy los árbitros atraviesan un periodo de desconfianza por el hecho de que el VAR les quitó confianza y por eso los arbitrajes son de malo a pésimo. No están asumiendo el papel de árbitro. Más prefieren confiar en el grupo que está detrás de ellos, consultan, le quitan continuidad al partido y de ese modo atentan contra el espectáculo. Ese es el gran problema que tenemos en la actualidad.
Los árbitros no están preparados adecuadamente porque no hay gente dentro de la Comisión que tenga una preparación para guiar a la nueva generación, por eso vemos los malos arbitrajes; encima los juzgan sin ver que detrás de ellos hay toda una estructura que los maneja.
—¿La implementación del VAR ayudó o perjudicó con relación al pasado?
—En Bolivia perjudica mucho, por el mismo hecho de que los árbitros entran al campo de juego con dos presiones: primero, por el nivel del partido y, segundo, por tomar decisiones perfectas, lo que les quita concentración, un aspecto básico en un árbitro.
Nos han enseñado que la concentración es el pilar fundamental del arbitraje, dejar que las decisiones fluyan y tener la mente limpia para tomar decisiones correctas.
El hecho de que el árbitro tenga en la oreja todo un equipo de personas que le estén indicando constantemente los desconcentra, y dejan que el VAR intervenga mucho y tome decisiones; en otros países no es así.
Por ejemplo, un colega paraguayo me comentó que tratan de hablar poco o menos, solamente intervienen en decisiones precisas y trascendentales. Los árbitros bolivianos pasaron cursos de capacitación y actualización de un mes, lo que en otros países eso llevó de seis meses a un año como mínimo. Encima, los de la Comisión se jactan de eso cuando lo recomendable son seis meses o más, con horarios adecuados y una planificación.
Lo que han hecho es como pretender que un abogado que debe titularse en cinco años lo haga en un año, con todas las deficiencias que hay.
La FBF justificó que se hizo así por motivos económicos y porque los árbitros tienen que cumplir otras labores profesionales, generar ingresos para el sustento familiar. La concentración duró un mes en Cochabamba, con cursos, teóricos y prácticos, de 8 a 22 horas, por esa causa hubo árbitros que abandonaron el curso. No se entiende cómo miembros de la Comisión con formación académica hayan pretendido que una persona se concentre en los cursos durante 14 horas, el ser humano tiene límites en cuanto a su rendimiento, más si es cognitivo.
En Bolivia, por ahorrar unos centavos, se comete este tipo de atentados sabiendo que la FIFA destina dineros mediante la Conmebol para que se capaciten árbitros, o sea el presupuesto está garantizado.
Además no es un gasto, es una inversión y en esa medida podían salir árbitros de buena calidad, pero en la actualidad casi están desahuciados. A nivel internacional nuestros árbitros tienen buenas actuaciones y han entendido que el uso del VAR no es lo principal, el árbitro es el eje de todo el equipo y las decisiones deben tomarlas con firmeza y seguridad, no esperar que las personas que están detrás de una pantalla les indiquen que posiblemente se haya equivocado.
—¿Dónde radican las fallas?
—En no tomar decisiones adecuadas y no saber interpretar las reglas de juego. El equipo arbitral debe reunirse para definir cuándo es falta y cuándo no, es una cuestión de detalle el ver la intencionalidad de los jugadores, saber que hay marcas que están y no están permitidas, hay otros que se exceden y eso tiene que ver con el nivel de activación, básico en el árbitro. Cuando entra con una activación adecuada, cualquier situación la interpreta como si hubiera mala intención y si ingresa relajado empieza a dudar, esas cosas se tienen que trabajar fuera del campo de juego y en la semana con los árbitros de nivel, pero esas cosas las ignoran y nadie quiere trabajar de ese modo, por eso abandoné la Comisión de Árbitros de La Paz, donde se reúnen con un fin académico pero terminan hablando de problemas económicos del Colegio de Árbitros. A nadie le interesa mejorar la calidad de nuestros árbitros.
—¿En qué medida influye la presión dirigencial en el arbitraje?
—En mucho, quizá exagerado en nuestro medio. Los árbitros llegan al nivel profesional con la ilusión de ganar unos pesos más, esa es la principal motivación.
El hecho de que tengan una mala actuación y algún dirigente o club lo recuse, lo deja fuera de actividad por un tiempo y eso significa que tendrá menos ingresos; entonces hay que llevarse bien con los dirigentes que tienen más poder dentro del esquema de la División Profesional y la Federación Boliviana de Fútbol. Es increíble la forma como los árbitros están sometidos y les rinden un montón de pleitesías a los miembros del fútbol profesional y la FBF. Todo eso decepciona.
Hemos vivido una época linda en el arbitraje, hemos representado a Bolivia en muchos torneos de gran envergadura como la Copa del Mundo, con Marcelo Ortubé, hemos estado en la Copa Confederaciones que se celebró en Arabia, viajé a Sudáfrica dentro un programa de intercambio, varios colegas fueron designados para dirigir partidos en torneos internacionales; hoy no hay esa motivación, solo quieren ganar sus pesos para el fin de semana y no aspiran a salir al exterior y ese es otro gran problema en el arbitraje.
Nuestros árbitros perdieron la ilusión de ser los mejores a nivel internacional. A la última eliminatoria al Mundial Qatar 2022 todos los países enviaron a sus árbitros, pero de Bolivia no fue nadie porque había una supuesta denuncia en la Conmebol de que árbitros bolivianos arreglaban partidos, era un trascendido que afectó.
Ahora los van a tomar en cuenta y nuestros réferis, tienen que aprovechar porque no es difícil cuando uno está preparado, capacitado y comprometido con su labor. La autoestima es baja, llegan con buena proyección pero en el camino se desinflan porque un dirigente y futbolista de peso les grita, no son capaces de reaccionar ante una agresión verbal.
Hice un seguimiento a los partidos de la pre profesional y había técnicos que los trataban de todo a los árbitros, quienes se hacían los desentendidos.
—¿Que se debe hacer para mejorar el arbitraje?
—Hay que empezar de cero. Primero, escoger a las personas postulantes para el arbitraje, con jóvenes de entre los 18 y 20 años, cosa de que en los primeros cuatro años estén en un buen nivel por la práctica y experiencia que vayan adquiriendo. Será la forma de renovarse.