LA HORA DE CATAR
el mundial 2022
Por Laura HARAMILIO
una ciudad. Eso es lo que construyó Catar para dar cobijo al estadio de Lusail, el escogido para albergar el partido inaugural y la final del Mundial de 2022. De la nada, el gobierno catarí levantó una urbe de 38 kilómetros cuadrados que rodean al moderno recinto mun-dialista.
El estadio de Lusail en sí, de un tono dorado en el exterior y con muchas cavidades por las que deja pasar la luz, tiene como diseñador al prestigioso arquitecto Norman Foster.
La construcción estuvo a cargo de las compañías HBK y China Railway. Fue inspirado en la cultura catarí y en la tradición de los antiguos artesanos que elaboraban faroles ‘fanar’. El juego de luces y sombras que genera es muy utilizado en museos y galerías de arte ára-bes.
El recinto a 15 km al norte de Doha, conecta con el centro de la ciudad a través de trenes y tranvías. Tendrá instalado el sistema de aire acondicionado y una vez concluya el Mun-dial será transformado en un espacio comunitario que incluirá colegios, tiendas, cafés y hospitales.
Pero Catar no solo será fútbol, su población está preparada para brindar una buena esta-día al turista con actividades culturales, de paseo por sus tierras y también ocio y deporte.
TRANSPORTE GRATUÍTO
Para viajar se aconseja adquirir una tarjeta de metro que cuesta menos de cuatrodólares, que se recarga las veces que se quiera. Por este medio, se puede llegar hasta los ocho estadios donde se disputarán los partidos, seis de ellos construidos expresamente para la ocasión, mientras los otros dos fueron remodelados.
Las tres líneas del Metro coinciden en la estación de Msheireb, un proyecto de regenera-ción sostenible del Down Town que se empezó a construir en 2010 y que tenía como obje-tivo que los cataríes regresaran a vivir al centro de la ciudad. El barrio cuenta con un tran-vía eléctrico que hace un recorrido gratuito de 20 minutos que da una idea más que sufi-ciente de esta zona de Doha. Desde aquí puedes acercarte andando a Souq Waqif, el ani-mado zoco que abre de sábado a jueves desde las 8.30 a las 22 horas. Este mercado, que se quemó en 2006 y se reinauguró dos años después, está dividido por zonas en función de la mercancía a la venta. Hay calles dedicadas a las perlas (y a los equipos de buceo para extraerlas), a las especias, alfombras, perfumes, muebles, objetos de vidrio, oro, dátiles… En torno a las calles del mercado también se encuentra el área dedicada a la cetrería, puesto de especias en el zoco de Doha y el marcado de halcones.
ARTE Y ARQUITECTURA
Una zona que merece la pena ser visitada es Katara Cultural Village, el barrio artístico de la ciudad, que fue inaugurado en 2010, el año que Doha fue Capital Árabe de la Cultura. Allí se organizan cada día decenas de eventos. Cuenta con un larguísimo paseo marítimo, un impresionante anfiteatro al aire libre y una red de galerías de exposiciones e instala-ciones de vanguardia. El recorrido cultural, es mejor por Metro hasta la Education City, el distrito universitario, inaugurado en 2003 y donde la mayor parte de los novísimos edifi-cios llevan la firma de los principales arquitectos del mundo, algunos de ellos con Premio Pritzker incluido.
El Hospital Sidra y sus 14 grandes esculturas que representan las diferentes fases de desarrollo de un feto, un conjunto, The Miraculous Journey, obra del polémico artista in-glés Damien Hirst; el Mathaf, el Museo Árabe de Arte Moderno, proyectado por el arqui-tecto francés Jean-François Bodin e inaugurado en 2010; o el edificio Minaretein, donde se levanta la mezquita de Education City, con sus minaretes que recuerdan a grandes alas de avión.
Otro edificio que llama la atención es el gigantesco Centro Nacional de Convenciones, ideado por Arata Isozaki, y cuya fachada recuerda el árbol sidra, nativo de Catar. En su interior vive Maman, una araña de nueve metros de altura hecha de mármol, bronce y acero inoxidable, obra de la artista francesa Louise Bourgeois. Y, por supuesto, la increíble Biblioteca Nacional, de entrada libre. El edificio tiene forma de diamante y es obra del neerlandés y premio Pritzker del año 2000 Rem Koolhaas.
Dentro atesora más de un millón de libros. En la planta baja podrás ver, además, docu-mentos árabes antiguos, como manuscritos, atlas y fotografías históricas, así como algu-nos libros del siglo XV o de los primeros días de la imprenta.
La ruta del arte no estará completa si no se visita el Museo de Arte Islámico, que reabrirá a finales de octubre, y el Museo Nacional, un edificio inspirado en una rosa del desierto y obra del arquitecto francés Jean Nouvel, Premio Pritzker 2008.
Está estructurado en 11 ‘casas’ y cada una sumerge al visitante en un capítulo de la histo-ria de Catar, desde la época prehistórica hasta la era moderna.
AL DESIERTO 4X4
Merece la pena también destinar una mañana para hacer una excursión al desierto y ‘sur-fear’ las inmensas dunas de arena en 4×4. Conviene contratarlo con una agencia, en un hotel te podrán recomendar varias. El viaje lleva hasta Khor Al Adaid o Inland Sea, a unos 70 km de Doha. La excursión dura unas cuatro horas y cuesta alrededor de 150 dólares por persona. El pack suele incluir también la parada en un área de descanso para montarse en camellos o posar con un halcón en el brazo, y también un break para bañarse en las aguas cristalinas del Inland Sea, que además son perfectas para bucear.
La conocida como La Perla es la zona más reconocible de Doha, una gran isla artificial creada en terreno ganado al mar y donde se encuentra la mayor parte de los rascacielos de la ciudad.
Es una paraíso para los amantes del shopping. Solo en el centro comercial Medina Centra-le hay más de 130 tiendas –moda, flores, chocolates, relojes, peluquerías, equipación pa-ra barcos…– y restaurantes.
Dando un paseo puedes llegar hasta la zona de Qanat Quartier, el barrio de inspiración veneciana, con una copia del puente de Rialto y canales para un pequeño viaje en barco. Al atardecer, junto al puente, toca una orquesta frente a los cafés que surgen a ambos lados del canal.
MÁS DEPORTE
Sin salir de La Perla también es posible practicar deportes acuáticos con vistas al skyline de la ciudad, o reservar un crucero a bordo de un dhow tradicional de madera, desde el que ver de forma relajada la puesta de sol.
Por último, cuando tu estancia en Doha toque a su fin, recuerda ir con tiempo al aeropuer-to.
No en vano es uno de los mejor surtidos del mundo. Las principales marcas del sector del lujo tienen allí su boutique, pero hay mucho más, como una piscina climatizada de 25 metros de largo, un gimnasio perfectamente equipado (por si el vuelo se retrasa) o una zona de spa donde solicitar tratamientos de hidroterapia y varios tipos de masajes. In-cluso ofrecen la posibilidad de contratar a un entrenador personal durante unas horas.
En la cuenta regresiva al torneo más importante de fútbol en el mundo, les ofrecimos el otro lado del deporte.