«ERA UN CENTROCAMPISTA lentote, no tenía tiro, no tenía dribbling, tenía un juego aéreo muy pobre, no era rápido”, así se recuerda Guardiola en su etapa como futbolista, conceptos demasiado negativos para un jugador que en su palmarés ostenta seis títulos de Ligas, una Champions League, una Recopa de Europa y dos Supercopas de Europa, entre otros galardones.
Pep que en enero cumplió 50 años, vivió una época de ensueño con los catalanes sobre todo cuando fueron comandados por Johan Cruyff en el Dream Team que gozaba de estrellas con la calidad de Hristo Stoichkov, José Mari Bakero, Ronald Koeman y Michael Lau-drup, entre otros, con el que lograron estamparse en la historia como uno de los equipos con mejor trato a la pelota .
“Yo creo que la forma de jugar del Barcelona me beneficiaba, si hubiera ido a otro sitio no hubiera sobrevivido”, acotó Guardiola sin miedo a sus palabras, asegurando que en la época moderna jamás habría aspirado a pisar una cancha por su bajo nivel.
La realidad es que Guardiola aprovechó su trayectoria como futbolista siendo un músico promedio en sus habilidades, pero con la mente más rápida que la del resto, analizando y comenzando a progresar una sinfonía que deseaba dirigir desde el banquillo, tomar la batuta y plasmar sus ideas sin pensar en trofeos o reconocimientos, “En mi idea todo empieza y acaba con el balón. Hasta que sea entrenador, ganando títulos o no, siempre será así”, indicó Pep.
Las partituras de Johan Cruyff, Carles Rexach, Juan Manuel Lillo, Ricardo La Volpe entre muchos otros nombres, incluso de otras disci-plinas como Phil Jackson (basquetbol) o Manel Estiarte (waterpolo) han alimentado las melodías de quien se considera un ladrón de conceptos; “Las ideas son de todo el mundo y yo he robado lo máximo posible”, ha confesado este creador disruptivo del fútbol .
BARCELONA: MARAVILLOSO
“Quiero entrenar. Me veo capacitado para hacerlo”, le dijo Pep a su entrañable amigo Manel Estiarte, a quien le contó sobre el acerca-miento con la directiva del Barcelona.
De vuelta a casa, el primer logro del novel entrenador fue devolver al Barça B la categoría y en medio de la tormenta que vivió el primer equipo, su nombre salió a relucir la élite con un Barcelona donde la posesión y posición, no perder el control y hacer del balón su único vehículo para entender el juego, además de tener precisión en los pases, los principios de este equipo. Encontró en Xavi e Iniesta la fuerza en el medio campo y la inteligencia para ir tejiendo jugadas que casi siempre pedían pasar por los pies de Lionel Messi.
El genio detrás del balón hizo añicos cualquier defensa. Revivió la posición de falso 9, que le permitía ocupar el espacio que dejaban los centrales entre los mediocampistas y con gran velocidad y técnica iba derribando todas las líneas hasta llegar puntual a su cita con el gol. “Nuestra obligación es darle el balón en las mejores condiciones y luego sentarnos a ver qué pasa”, en palabras del propio Pep.
Con una base de jugadores formados en la Masía y un entrenador que destilaba la esencia del Barcelona, el equipo conquistó el sextete en su primer año a cargo.
Al frente del Barcelona, Guardiola conquistó 14 títulos: 3 Ligas, 2 Champions League, 2 Copas del Rey, 3 Supercopas de España, 2 Supercopas de Europa y 2 Mundiales de Clubes.
En su última temporada, el Barcelona que enamoró al mundo se desdibujo, empujado por los problemas administrativos, el arribo de Jose Mourinho a LaLiga para desestabilizar a Pep y los problemas por la lucha de egos.
“El tiempo lo desgasta todo y yo me he desgastado, me he vaciado y necesito llenarme”, dijo tras salir de Barcelona.
VERTIGO Y VERTICALIDAD
“Algún día podré entrenar aquí”, dijo Guardiola en una visita a la ciudad deportiva de Bayern Munich, sin saber que dos años después, estaría dirigiendo al club bávaro.
Exhausto de Barcelona, el entrenador catalán se refugió en su familia y tomó un año sabático; Bayern Munich disfrutaba de la gloria con la conquista del triplete a manos de Jupp Heynckes.
¿Qué unió sus caminos? Entre las razones que exponen ambas partes, se encuentra la búsqueda de identidad para el club y para Pep: un nuevo reto. “Mi época en Barcelona fue fantástica, pero necesitaba un nuevo desafío”.
Al fútbol alemán, caracterizado por su juego vertiginoso, con contragolpes rápidos y letales, arribaba un romántico; el entrenador que le devolvió el balón a los jugadores, que recordó la importancia de la pausa y que le dio un valor fundamental al mediocampo.
Guardiola se encontró con elementos distintos a los que dispuso en Barcelona. En Múnich, su juego fue más vertical, potencializado por los extremos con jugadores como Arjen Robben y Franck Ribery, pero sin perder de vista la pose-sión; manteniendo la superioridad en el centro, pero desequilibrando por fuera.
En tres temporadas, Pep conquistó siete títulos, pero su obra fue inacabada por la ausencia de Champions en sus vitrinas.No obstante, en una emotiva despedida, tras alzar su último campeonato, la afición lo despidió con una enorme pancarta con la frase: ‘Danke Pep’. Gracias, Pep.
MANCHESTER CITY
Pep llegó a su etapa en Inglaterra con una maleta ya cargada de experiencias en España y Alemania; la tarea más complicada para el estratega era cocinar un platillo que tuviera todos los ingredientes que ya conocía y agregar los condimentos de la Premier League para obtener un equipo ganador.
El Manchester City significaba un lienzo en blanco para Guardiola; lejos de La Masía y estilo de juego de un Barcelona, fuera de la jerarquía y tradición del Bayern Múnich. Un club que pedía una identidad total y con hambre de ganarlo todo y de crear algo totalmente nuevo.
Ha roto todos los paradigmas con los Sky Blues; desde jugar solo con dos defensas y poblar la cancha rival, enfocar el juego inteligente con el combativo, deshacerse de los laterales y convertirlos en mediocampistas, entre otras facetas tácticas que ha experimentado. “Vive el futbol de manera muy intensa. Está demasiado estresado todo el día porque no sólo está interesado en ganar, busca la perfección”, expresa una de sus máximas estrellas; el belga Kevin De Bruyne, a quien se encargó de motivar y esculpir.
Todas estas pruebas y ensayos, son gracias a la confianza que ha tenido por parte de la dirección general para encargarse de un club desde sus cimientos; fuerzas básicas, fichajes y, por supuesto, la dirección técnica.
Esta libertad lo ha llevado incluso a romper su regla de no durar más de tres años en un club, pues se trata de la labor más titánica; convertir al Manchester City en su obra más completa. “La extensión del contrato de Pep es el siguiente paso en un viaje que ha evolu-cionado muchos años”, indicó Khaldoon Mubarak, presidente del club.