Por Sergio Reyes
Marco Arze llegó a la presidencia del Comité Olímpico Boliviano (COB) el 9 de mayo de 2015. El directivo cochabambino obtuvo 14 votos a favor y 11 en contra, tras pugnar la presidencia con Alejandro Mancilla, presidente del taekwondo nacional.
El 8 de junio del 2019, Arze recibe nuevamente la confianza de la dirigencia, ganando las elecciones con 31 votos a favor, dos en blanco y uno nulo; votaron 32 federaciones y dos atletas: la nadadora Karen Tórrez y el judoca Martín Michel. No participaron las disciplinas de levantamiento de pesas ni taekwondo.
Ha pasado mucho tiempo y la condiciones en la que se debate un deportista en nuestro país no han cambiado, es más, ha empeorado.
El pasado 28 de enero tanto el presidente del COB, Marco Arze, como el tesorero, Fabricio Pinto, presentaron sus informes correspondientes a la anterior gestión. En lo económico se especificó que se administraron 670 mil dólares. También se informó que en la gestión 2023 se recibirá 1 millón para ser invertido en el deporte nacional.
Ambos informes fueron ampliamente aplaudidos y por consecuencia aprobados por los miembros de la asamblea.
Con esos datos, uno se cuestiona en base a la simple observación de la realidad, ¿cómo se aprueba un informe económico y de gestión, cuando existen deudas pendientes con los mejores deportistas del país?
Puede el principal dirigente de deporte boliviano cerrar con tranquilidad una gestión, cuando por ejemplo, el fondista David Ninavia, multimedallista en diversas competencias representando a Bolivia, declaró de manera pública: “Nadie me quiere ayudar” al momento de explicar su decisión de irse a Estados Unidos.
Y lo que dijo su entrenadora Nemia Coca, dejó claro algunas responsabilidades: “No puede hacer más. Al Comité Olímpico Boliviano le dije tanto que lo ayude porque él tiene buenos registros, por sus medallas de oro, pero no me hicieron caso”.
Otro ejemplo, es el caso del atleta Héctor Garibay, quién luego de conseguir su histórica marca olímpica arribó al país preocupado por la dura realidad que debe afrontar hasta los Juegos Olímpicos de París en 2024; ya en suelo boliviano expresó que el COB le adeuda 8 meses del bono solidaridad olímpica.
De acuerdo con Garibay, ese bono es mensual y de 700 dólares. Bajo ese parámetro, le deben 5.600 dólares. Ese monto puede determinar su futuro enfocado en París 2024 y en las otras competencias que afrontará, aseguró que existe la posibilidad de ir a entrenar a campamentos internacionales, pero debe evaluarla por su situación económica. Entre sus planes está correr en “carreras de calle” para sumar fondos.
El COB ha justificado esa deuda argumentando que es responsabilidad de otros deportistas que están bajo el mismo programa de subsidio, ya que por falta de sus descargos, se incumple con los demás becados.
Ambos casos, son simplemente los más mediáticos del último tiempo, porque si se hiciera referencia a todos los que se presentaron durante estos ocho años no alcanzaría el espacio de esta columna.
Finalmente, el Comité Olímpico Boliviano (COB) renovará a su directorio el próximo sábado 10 de junio, día en el que se elegirá a todos los miembros de la directiva que llevará las riendas de la institución olímpica por los próximos cuatro años.
Si bien los estatutos del COB no establecen la imposibilidad de una nueva reelección de Marco Arze, la mesa está servida para que sea Fabricio Pinto el nuevo titular de esta entidad.
¿Será que con la salida de Arze cambiará algo en el COB o debemos prepararnos para más de lo mismo?