Italia se coronó en la Eurocopa 2020 luego de la tanda de penales frente a Inglaterra. Esta es la segunda vez que los italianos se llevan a casa el máximo torneo de selecciones en Europa y la primera vez en 15 años que ganan un torneo mayor.
El gol de Luke Shaw en los dos primeros minutos de la final dio a Inglaterra una ventaja que parecía que iba a mantener todo el partido, antes de que una serie de rebotes a mediados del segunda tiempo permita a Leonardo Bonucci marcar el empate.
La prórroga y los penaltis eran inevitables, ya que ninguno de los dos equipos parecía estar dispuesto o ser atrevido para comprometer a suficientes jugadores en la delantera como para poner en apuros a la defensa rival.
El catenacio (puerta cerrada), la cultura de relocalización, sistema que fue creado en 1930, siempre ha estado ligada al fútbol italiano. Sin embargo, el técnico italiano Roberto Mancini, que ganó la Eurocopa, jugó hacia adelante en una pequeña y decisiva revolución. Una grata sorpresa.
Italia renació en Wembley después de que-dar fuera del Mundial de 2018. Mancini, un ex delantero muy rápido, tuvo la inteligencia para proponer una saludable mezcla de veteranos y jóvenes en este equipo.
Su equipo marcó trece goles y recibió cuatro. Acumuló 34 partidos sin derrota, con 27 victorias y siete empates. En la actual etapa invicta, marcó 87 goles y recibió solo once y por ello no es casualidad que su golero Gianluigi Donnarumma fuera elegido el mejor de la Eurocopa. El coctel fue bueno con la experimencia de Giorgio Chiellini (36 años) y Leonardo Bonucci (34), goleador del empate en la final, junto a novedades como la juven-tud de los centrocampistas Manuel Locatelli (23), Nicolo Barella (24) y el delantero Federico Chiesa (23).
En la celebración italiana, Bonucci —que se ganó con justicia el premio al mejor jugador del partido— gritó «está llegando a Roma» echando más sal en las heridas de los aficionados ingleses, malos anfitriones.